31.𐇵

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–¿De que hablas? –respondió el de cabello grisáceo, lo miraba con una mueca de desagrado.

–No te hagas el que no sabes ¡¿te gusta Suna, cierto?!

Osamu bufo molesto y le lanzó lo primero que tuvo a su alcance, que era su libro de álgebra, que para la mala suerte de su gemelo, tenía como mínimo 500 páginas. Se revolcó en el piso del dolor, su rostro estaba a un color rojo vivo y seguramente ese golpe dejaría una gran marca dentro de poco, el peligris se levantó para empujar a su hermano fuera de su habitación.

–Vete.

–¿Acaso es cierto lo que digo y por eso evitas la pregunta? –ese idiota sabía muy bien cómo provocar a las personas, si existiera maestría de eso, de seguro Atsumu sería uno de los mejores.

–No ¿y qué si me gustara? –atacó de vuelta.

–Mmh, seria lamentablemente, digo acabas de terminar una relación con una chica y ya andas en busca de otra persona. Eso es algo... –el rubio nunca sabia cuando era el momento de cerrar la boca, había contraatacado con todo.

Eso hizo molestar de sobremanera a su gemelo, tanto que quería golpearlo con todas sus fuerzas, cuando se lo proponía podía llegar a ser un gran idiota y lo que más que le molestaba era el hecho de no saber controlar su lengua, sus palabras eran crueles y sin rodeos, en ese instante deseaba haber sido hijo único. Ya no estaba en edad de acusarlo con su madre, pero aveces era la única que podía controlar una gran pelea entre ellos, esa mujer era una diosa con todas sus letras por soportar a esos dos y no haberlos dado en adopción en un ataque de histeria que le causaban.

–Lo que yo haga con mi vida amorosa es lo menos que te importa a ti –dijo sin pelos en la lengua.

–Tu si te metes en la mía, así que me veo en el derecho.

Lo peor era que no lo decía no era mentira.

–Es porque eres un tonto, si no te ayudo quizás que mierda harías por tu cuenta –lo había tachado de inútil en el amor, si.

Atsumu suspiro e intentó calmarse, si seguían con esto terminaría muy mal y no quería eso.

–Olvidate de pedirme ayuda para pedirle a Shouyo que sea tu novio –fue un golpe bajo, no le gustaba que el pelirrojo saliera al tema sin tener nada que ver. Osamu estaba molesto y solo hablaba por la rabia acumulada, iba a hablar de nuevo, pero el rubio ya se hartó.

–¡OKASAAN!

La mayor fue a su rescate, subió las escaleras a toda velocidad, echa un rayo entro a la habitación y en un movimiento rápido tomó a sus hijos de las orejas.

–¿Ya están peleando de nuevo? –resoplo cansada por las constantes peleas.

Mantuvieron silencio y solo asintieron con la cabeza, no podían decir nada más allá de eso porque los dos se verían perjudicados.

–Pidan perdón.

–¡No! –dijeron en coro.

Su progenitora insistió unos minutos, pero no pudo que esos dos se arreglarán, el ambiente era tenso y sus ceños fruncidos se podían notar a kilómetros de distancia, así que solo dejo que Atsumu se fuera a su habitación. En verdad este no lo hacía de malas, le preocupaba su hermano y que no saliera lastimado, pero el peligris siempre hacía como que tenía la razón y era imposible contradecir sus ideas, menos lo iba lograr una persona como era su hermano, un tonto o por lo menos así lo veía Osamu.

El rubio resignado se recostó en su cama, tenía tarea que hacer, pero la haría más tarde, vio su celular por si tenía una notificación del menor y nada, viendo la hora este estaría en entrenamiento. Intento dormir, pero cualquier sonido se le hacía irritante, como los pájaros cantando, el sonido de los autos pasando fuera de su casa y el sonido de la televisión desde la planta de abajo. Suspiro y tiro su almohada a algún lugar de su habitación, vio el reloj que estaba en su pared y eran las seis de la tarde.

Destination // atsuhinaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt