INCANDESCENTE

PRÓLOGO.

Eran las cinco y diez de la tarde. De un día cualquiera, bueno. Un día cualquiera para cualquier persona de la faz de la tierra que no estuviera en la misma situación que yo ahora mismo. Tenía mucho miedo de lo que podía ocurrir, pero ahí estaba yo, escribiendo mi última página del diario. Me había pasado los últimos diecisiete años escribiendo cartas y cartas, con la esperanza de que algún día mis hijos las encontrarían, y leyeran toda la verdad, pero que sobretodo que no me juzgaran en ese momento. Tenía mucho peso encima, del que dolía, del que no podía aguantar más. Al principio todo era más sencillo, pero a lo largo de los años todo había ido empeorando. Si no me daba prisa, las cosas podrían terminar muy mal. Todo lo hacía por ellos, absolutamente todo, les tenía demasiado aprecio como para hacerles sufrir por todo, y aunque me encantaría decírselo todo en persona, no debía, no podían enterarse e involucrarse ellos, si lo hacían, todos los últimos años que había estado intentando mantenerlos alejados de todo aquello no habría servido para nada, y entonces todos mis esfuerzos habrían sido en vano.

Le pedí a mi hija un boli azul, del que utilizaba para el instituto, y me dio un beso. Empecé a escribir la carta, y las palabras salieron totalmente fluidas. Al final acabé casi con lágrimas en los ojos. La volví a leer, para observar si me había dejado algo, y añadí un posdata, para ella. Toda esa situación a partir de ahora para ella sería muy difícil, y esperaba que con esos diarios le aclararan las cosas. O al menos que aclarasen alguna de sus preguntas.

Sábado 16 de junio de 2019.

Querido diario,

Hacía tiempo que no escribía nada, y seguramente esta será la última vez. Espero que ni Mike ni Elizabeth descubran nunca la verdad. Si todo sale según lo planeado no volveré a verlos más, y eso me rompe el alma.Toda mi estupidez empezó aquel horrible verano. Hace casi dieciocho años. Me metí en algo que no debía e hice daño a muchas personas. Fiona era un rayo de luz, como un aliento fresco. Me quedé impregnado de ella la primera vez que la ví, de hecho Elizabeth se parece mucho a ella. Me sabe muy mal haber fallado tanto, y por eso creo que es momento de que llegue el final. Ella se fue de Los Ángeles por mí. Ella crío a Mike por mí. Creo que todas esas son razones más que suficientes para quererla, pero también para dejarla.

Esta noche una sombra se acercará a mí en el callejón cerca del supermercado. Preferiría poder escapar de ella, pero mi decisión ya está tomada. Escabullirme de la sombra no era una opción. Pues meterme donde no debía fue mi error. Me gustaría poder volver atrás, borrar todo mi pasado, pero ya es demasiado tarde. La oscuridad me ha alcanzado y solo tengo dos opciones; desaparecer o morir. Creo que la respuesta es obvia.

Mi familia lo pasará mal, sea como sea, me darán por muerto. Sé que Eli intentará pasar página, pues ella es fuerte, y no tendrá ningún problema.

Pero lo más importante. Ellos siempre pensarán que desaparecí, nunca sabrán la verdad. Por eso tengo que dejar aquí todo mi pasado e intentar pensar en mi futuro. Es egoísta, pero es lo más responsable que puedo hacer por ellos.

P.D: Querida Bella. Sé que tu curiosidad podrá con todo. Si por casualidad has conseguido, o has encontrado la clave de mi diario y estás leyendo esto, lo siento. Por favor no me busques, ni le digas nada a Mike. Espero que estéis bien. Os quiero muchísimo, y aunque os haya fallado, piensa en lo que te dije antes de que saliera por última vez de casa, esa es la verdad, mi única verdad.

Lo siento por fallaros, lo siento desde el fondo de mi corazón.

Sergio Romero.

Guarde todos los diarios en la caja marrón de siempre, y después la cerré con llave, una llave que guardaba siempre metida en el llavero de la puerta de casa. Si algún día me pasaba algo, tenía la esperanza de que ataran cabos. Entonces los observé, a los dos, y no pude evitar sonreirles. Los dos estaban estudiando muy duro para los exámenes finales, y esperaba que todo aquello no les desconcentrara.