Las clases comenzaron una vez mas avanzando lentamente aquel martes por la mañana, reaper se sentía cansado y estropeado. Había estado hablando hasta tarde con su padre siendo sermoneado acerca de los miles de peligros que podría haber dentro del bosque y de las otra s miles de razones por las cuales no lo iba a dejar ir de ninguna manera con perfectos desconocidos por un mes a ninguna lado. Reaper no estaba molesto, se sentía algo triste, pero no molesto... Entendía las razones de su padre y lo respetaba.
Cerro su casillero y se sobresalto al ver al pecoso con quien se había topado antes apoyado a en uno de los casilleros a su lado.
—¡ah!— grito algo aterrado.
—Tranquilo, lamento asustarte— el mas bajito rasco su nuca con bastante pena— venia a disculparme...
—¿ah?
—el otro día tuvimos un tropiezo y no estaba teniendo un buen día... Así que... Lo siento.
—Oh... B-bueno, no te preocupes, la culpa fue mía por no fijarme por donde iba.
—También fue mía igualmente, fui grosero— el pecoso suspiro levemente y extendió una mano al joven frente a el— por favor, acepta mis disculpas.
—Bueno.. Esta bien — el pelinegro estrecho la mano del contrario y este le dedico una pequeña sonrisa. Reaper lo vio mas detalladamente y a juzgar por su apariencia este lucia como un chico de entre 14 o 15 años de edad.
— s-soy reaper, por cierto...
—Conozco tu nombre, ¿amigo de error, no?— pregunto aunque sin esperar respuesta — mi nombre es fatal.
—Ta!bien conozco tu nombre~— ambos rieron levemente— cross me contó sobre ti...
—Ah, ese metido.
El joven pecoso se cruzo de brazos algo molesto por la mención de aquel sujeto. Al parecer cross no era ni mínimamente la persona que mas le agradara en el mundo. Reaper sintió un poco de incomodidad al verlo de nuevo un poco molesto, pero por su suerte, el mismo cross llego a buscarlo para sentarse a comer juntos.
