Anhelos cumplidos

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Bajo sus pequeños pies, algunas ramitas crujen.

Sus manitas tocan con delicadeza el musgo de los árboles mientras la niña aspira el refrescante aroma del bosque.

Dió un paso para subir a una roca y casi se cayó al suelo.

"Ten cuidado princesa!"

"En la mañana el suelo en el bosque es muy resbaladizo, agarrate fuerte de mi"

"Si papi, gracias."

Agradeció la niña mirándolo con una sonrisa enorme.

Desde ese fabuloso día con su padre, el intenso amor por el bosque había nacido.

Aunado a que era el único momento feliz que recordaba Lily con su padre.

"Estás bien jovencita?"

Preguntó Jorge mirando a la chica, quien observaba por la ventana.

"Si mi amor, solo disfruto viendo el bosque..."

"Cuando me llevarás afuera?"

Cuestionó de forma apremiante Lily a Jorge.

"Lily, te pedí que no me dijeras mi amor, dime Jorge, como siempre."

Pidió el chef.

"Está bien pero pensé que tu querías..."
Susurró Lily.

"Si, si quiero que me llames así."

"Solo que en este instante, no te creo."

Lily había pasado casi una semana con Jorge en esa cabañita que no tenía teléfono.

Ella tampoco tenía su celular y Jorge guardaba bajo llave el suyo.

No había internet, solo una vieja televisión además de una vieja radiograbadora para escuchar música.

Jorge sabía que está fantasía llegaría a su fin en algún momento y por eso disfrutaba al máximo estar con Lily.

Dormía abrazado a ella, bailaba antiguas canciones con ella.

Platicaban de todo y nada.

Le ayudaba a bañarse y vestirse.

Feliz le cocinaba todo lo que ella quería.

Pero lo más importante, podía besarla y acariciarla todo lo que quería.

Hoy por fin había escuchado de sus labios que le había dicho "Mi amor."

Se imaginó que tal vez así sería su luna de miel o su vida de casados.

Pero la sentía distante, melancólica y triste.

Jorge veía a Lily sentarse frente a la ventana y suspirar.

Se preguntaba si estaría pensando en Mario.

O en su trabajo...

Tal vez en escapar de él.

A pesar de estar feliz por poder tenerla solo para Él, no soportaba verla así.

Tal vez al haber sido celoso, egoísta e impulsivo estaba marchitando a esta preciosa flor que tanto lo atraía.

Hoy como todas las tardes desde que habían llegado a esa cabaña, Jorge se sentó a cepillarle el cabello mientras Lily toma chocolate caliente.

Cuando estuvo contento en como se veía su niña se sentó junto a ella en el sillón frente a la chimenea.

La besaba y acariciaba sin hartarse.

Le parecía muy suave, olía siempre a su perfume que le recordaba a unas deliciosas galletas.

Lily se acurrucó en sus brazos y se dejó querer por Jorge.

Mi Romance con un Sensual StripperWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu