El temor de Lily

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De pie en el balcón, Lily observa en silencio a las últimas parejas que ríen y bailan en la pista de baile.

Es casi de mañana y el viento frío del alba se deja sentir en el ambiente.

Lily se abraza con su manos pues la bata de baño que trae puesta no es lo suficientemente abrigadora.

Ella debería de estar profundamente dormida, pues en verdad está extenuada debido a todo el placer que su cuerpo ha experimentado en esa maravillosa y única noche.

Tantos deliciosos orgasmos que había experimentado...

Tantas nuevas sensaciones que ella nunca había experimentado en el pasado...

Tanto placer que había recorrido su cuerpo una y otra vez.

Lily dejó escapar un suspiro de placer cuando las escenas de todo lo que había hecho con Mario en esa habitación volvieron a su mente.

Habían hecho el amor en la cama,
el sillón,
en el mueble de madera,
sobre la suave alfombra
y por último, había terminado con un relajante baño en el jacuzzi.

Lily había gritado el nombre de Mario tantas veces...

Y Mario le pidió muchas veces que no cerrara sus ojos, pues quería ver el placer que inundaba a Lily cuando un nuevo orgasmo la golpeaba.

Pero ahora...

Después de tan íntimo encuentro compartido, no una sino muchas veces, los temores habían comenzado a invadir el pensamiento de Lily.

Al sentir más frío, Lily decidió que era momento de regresar a la cálida seguridad de su habitación.

Cerró con mucho cuidado la puerta y se sentó en el sillón admirando al glorioso hombre que yace profundamente dormido en la cama.

El esculpido y duro cuerpo de Mario está apenas cubierto por una delgada sábana.

Lily se maravilla observando subir y bajar el pecho del hombre mientras duerme tan pacíficamente.

Ella todavía no puede creer su extraordinario suerte, pues el Escort es el hombre más deseable, apuesto y suculento que nunca antes haya visto.

Lily se abraza las rodillas con sus manos mientras todas las preguntas y cuestionamientos que Mario había acallado con maestría, ahora la asaltaban.

En verdad ella habría hecho disfrutar a Mario?

Habría habido alguna mujer antes con la que hubiera disfrutado más?

Además estaba todo el asunto de la línea de trabajo de Mario.

Lily no podía ignorar esa parte, pero tampoco podía exigirle que dejara su trabajo por el cual era tan reconocido.

Por Dios!

Había conocido a Mario en la despedida de soltera de su amiga Karina.

Incluso ella les había contado un poco la ardiente experiencia que había tenido con ese Dios griego.

Claro que Karina tuvo la cortesía de no contar los detalles...

Pero Lily se había imaginado que debía de haber sido una experiencia tan alucinantemente placentera.

Y ahora ella puede decirlo por experiencia propia.

Pero...

Mario, aquella vez había bailado para Karina, le había hecho gozar de sus experimentados servicios.

Incluso el hombre tuvo la energía suficiente para bajar a molestarla cuando ella más feliz estaba al lado de  Gustavo.

La traicionera mente de la niña le juega muy sucio pues su primera, terrible y única experiencia previa regresa a ella para atormentarla.

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