Capítulo XXXIX (𝑪𝒂𝒓𝒆𝒕𝒂𝒔 𝒄𝒂𝒊́𝒅𝒂𝒔)

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Aquella habitación era amplia, casi del tamaño de dos cuartos juntos. Pero, para Jennie, era del tamaño de una jaula, que la privaba de moverse y de respirar con facilidad. Aunque había ventanas, estas estaban cerradas. Si antes se sentía atrapada, ahora, literalmente, lo estaba.

Había estado encerrada allí, desde que piso aquella casa. Solo salía en las noches con Mino, para cenar junto a su padre. Muchas veces quería, tomar aquel cuchillo y clavárselo a Mino, para luego huir de allí.

Quería salir de aquella habitación, sentía que le faltaba el aire, quería buscar la manera de comunicarse con, Lisa. Se detuvo en su andar por aquella habitación, recordó algo que hacía a menudo cuando estaba pequeña cada vez su padre la dejaba encerrada, como modo de castigo.

Comenzó a rebuscar por toda aquella habitación, hasta que encontró lo que buscaba. Era un sujetador de cabello, lo comenzó a maniobrar hasta conseguir la figura que quería, camino hasta la puerta y se detuvo en el cerrojo.

━Espero funcione, por favor, por favor ━suplicaba, hasta que escuchó el sonido que deseaba━. ¡Si!

Abrió lentamente aquella puerta, no quería encontrarse con algún empleado que la delatara después, porque Mino, se había encargado de sobornar a varios empleados para que vigilaran a Jennie. Pensó, que hacer, hasta que recordó que su padre había salido horas antes, lo había visto por aquella ventana de la habitación, así que no estaría en su despacho.

Bajo aquellas escaleras, mirando a todos lados, tratando de no hacer ningún ruido. Se dirigió corriendo hasta el pasillo que daba al despachó, se detuvo en la puerta, tomo el pomo y lo giro, para su suerte no estaba con llave aquella puerta.

Entro rápidamente, cerrando con cuidado. Se dirigió con premura al escritorio, miraba a todos lados buscando un teléfono, pero para su desgracia no había uno. Su mirada vagó, hasta detenerse en la laptop que reposaba en la mesa.

Se dispuso a encenderla, hasta detenerse al escuchar unos pasos en dirección a donde estaba, volvió su rostro hacia la ventana y se fijó que estaba el auto de su padre, estaba tan sumida, que no se había dado cuenta que él había llegado.

Miro a todos lados, hasta que decidió esconderse entre la pared y la vitrina de licores que había al lado de la ventana. Era donde ella se escondía de pequeña, por suerte, aun cabía en aquel espacio. Las cortinas que caían a los lados de la ventana, le permitieron esconderse bien.

La puerta se abrió, y Jennie, escuchó otros pasos más acompañados de los de su padre.

━Espero, que lo que me digas valga la pena, Mino.

Jennie, escuchó que ambos tomaron asiento en aquel mueble de cuero. Agradeció, que fuese así, porque ella estaba al lado de aquel escritorio, aunque desde esa posición era casi imposible notarla.

━Bueno ━Mino, titubeaba━. Estamos en problemas, Sr.

Aquel hombre, solo arrugo su entrecejo.

━¿Cómo que estamos en problemas? ¿De qué demonios estás hablando, Mino? ━espetó severamente Seung.

━Vera, Sr. Anoche salió el primer camión con destino al galpón, ya sabe para proceder a empaquetar la droga...

Jennie, amplió sus ojos asombrada por aquello que estaba escuchando.

━Y bueno ━continuó Mino━, hubo un intruso que siguió al camión, y vio todo lo que se estaba ejecutando en la bodega.

━¡Esto es inaceptable! ━gritó Seung, dando un golpe a la pequeña mesa que estaba enfrente de ellos.

𝑬𝒔𝒄𝒂𝒑𝒆 → 𝑱𝒆𝒏𝒍𝒊𝒔𝒂Where stories live. Discover now