LÁGRIMAS DE ORO

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CAPÍTULO 8.

Terry estaba un poco preocupado, Candy se estába tardando más tiempo del necesario en el baño. Terry decide que tiene que asegurarse que todo esté bien con su esposa. No tenía más que andar unos cuantos pasos para llegar a su baño privado. Terry se sorprende mucho al ver que la puerta estaba un poco entreabierta, con mucha delicadeza y tacto abrió despacio la puerta y asomó un poco la cabeza— para darse con la imagen de Candy en el suelo oliendo una de sus camisas.

Huele tan bien...

—Candy, ¿por qué estás en el suelo? —dice Terry frunciendo el ceño. Terry se dio cuenta de que Candy estaba ruborizada. El calor emanaba de su piel en ondas, y le removía la sangre como una llamada de apareamiento. A Terry se le oscurecieron los ojos zafiros, tanto, que casi se le volvieron negros, y hizo al animal que llevaba dentro rugiera con furia.
Candy se sobresalta, y abre los ojos como platos, Candy se da cuenta que aún sostiene la camisa de Terry entre sus manos.
¿Acaso me he quedado dormida? Candy se enderezó sobre sus rodillas. Un poco espantada. Había tenido un sueño.
¿Qué le pasaba a su cuerpo. Candy estaba desconcertada.
Mucha imaginación, Candy
Candy se reprendió a sí misma. Empezaba a ponerse paranoica con su florida imaginación. Preocupada por haber metido la pata, otra vez en tan corto tiempo, Candy sintió un frío gélido recorriéndole la nuca. Resultaba fácil olvidarse de que estaba en un matrimonio negociado, un contrato, y un modo de supervivencia. Todo eso desaparecía cada que Terry se encontraba cerca.
¿Qué te sucede, Candy?
N

o lo sé, mí mente está imaginando cosas extrañas, tampoco sé por que mi cuerpo está tan inquieto. Lo que sí sé es que mi atracción por Terry está pasando a convertirse en algo más intenso.

¿Amor?

Oh no...
Terry sigue con los ojos puestos sobre su esposa, Está esperando una explicación, entre divertido y excitado.
Verla así es muy tentador.
Candy no sabe que decirle a Terry.
Soy una Cabeza dura.
Candy siente que las mejillas le arden. Terry está apunto de decir algo, pero. Mira de reojo a Candy— que está haciendo gestos y muecas extrañas.
Está nerviosa. Esto último podría traducirse en un principio de verborrea. Tenía ganas de escuchar todos sus comentarios dichos como si estuviese dictando una carta de urgencia. Empezaba a gustarle el humor irónico de su esposa.
Voy a fingir que no la encontré oliendo mi ropa. Me siento eufórico, si estaba con mi camisa eso significa algo bueno. ¿Verdad?
Pero lo qué si hizo Terry— fue ofrecerle su mano con galantería. De algo tenía que servir los años en los mejores colegios.
Las pestañas largas y oscuras de Candy se —sacuden un par de veces, mientras Terry le extiende su mano con mucha seguridad. Candy dio un respingo cuando sus dedos tocaron los dedos de Terry.
Si hubo entre ambos el reconocimiento de una sensación parecida a una descarga eléctrica, en el instante en que sus dedos se tocaron, no lo dieron a notar.
—Gracias. Terry le da una de sus sonrisas bonitas. Candy siente a su corazón bailando dentro de su pecho.
Candy no había esperado que la súbita atracción qué sintió la primera vez que vio a Terry en el Metal 5th, Fuera a ir aumentando. Era cierto que sí le gustaba el modo de molestarlo a propósito —tan solo para observar la reacción que él podría tener— la hacía sentirse un poco más reconfortada y a la vez cercana.
Candy empiezas a perder la cabeza.
Solo a pasado poco más de una semana, Demonios.
Candy —se enfada con ella misma. Más vale que no. Por el bien de ambos. Además, Candy —ha experimentado en carne propia la horrible sensación de ser traicionada.
El recuerdo de aquella etapa tan triste de su vida la hizo reaccionar y quitarse toda la bobería que llevaba en la cabeza en lo referente a su esposo. Sí. Era cierto que es un hombre por el que cualquier mujer daría todo para tenerlo a su lado. Inspiraba respeto, causaba suspiros con su sonrisa, y tenía una vena viril que lograba desconcentrar a Candy con facilidad, aunque nada se comparaba con su inteligencia, así como su historia de éxito que sin duda lo envuelve siendo tan joven. Además estaba el aroma masculino mezclado con la colonia personal, y sumada a la apariencia despreocupada, empezaba a causarle nervios a Candy.
-—Deberíamos dormir -—dice Terry para tranquilizar el nerviosismo de su bonita esposa—Son las tres de la mañana
— Si. Es muy tarde. Buenas noches —Candy se mete debajo de las sábanas y cierra los ojos.
Intenta Dormir.
Cuando Candy se despertó, unas horas después, él le estaba sujetando la mano. O, más bien, había conseguido deslizar la palma debajo de su mano, que estaba apoyada en el colchón. Ella no podía denominarlo «una molestia», pero era un tipo de tortura, porque Terry estaba resultando ser muy dulce. Guapísimo y dulce era una combinación letal. Sin embargo, en aquel momento era completamente inofensivo, porque estaba dormido. Por primera vez, Candy— podía observarlo tranquilamente. Intentando encontrar algún defecto. Para desencantar la atracción que siente por Terrt en su nariz, sus lsbios, sus cejas. Candy —ya estaba angustiada. ¿Cómo iba a soportar el resto de días? Se iba a convertir en una eternidad.

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