|Capítulo 012|

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Él observo con gran emoción y felicidad al verla aparecer en el salón, se veía hermosa como un Ángel con su cabello rubio cayendo por sus hombros de manera ondulada  acentuando su rostro de porcelana, sin duda ella tenía una belleza que podía ser la envidia de cualquier.

Todos aplaudieron, habían decidido hacer una pequeña cena luego del extenso y largo mes, habia sido un mes de cambios y grandes avances, aunque celebraban el cumpleaños de Isabel y así como también la despedida del pequeño Didier quien ya se encontraba mejor luego de haber estado dos largas semanas bajo observación y exámenes, regresarían a Francia aunque había una clara tensión entre Amhad y Adelaide quien admiraba por coger bien los pantalones, criar a su pequeño y terminar de estudiar; y al mismo tiempo trabajos de medio turno. Sin duda aunque como le contó había momentos donde se sentía derrotada y desesperada solo había algo que ella entendía que por su hijo era capaz de todo.

Adelaide era una gran mujer, decidida y sin miedo de hacer las cosas sin previo aviso. Era como un tornado siempre andaba por ahí dejando algo a su modo.

—La vida es solo una cosa tratar de cada día ser feliz porque aunque no queramos hoy puede ser un comienzo  pero mañana puede ser nuestro final — menciono de manera filosófica aunque un tanto pasada de copas, habian decidido tomar un poco de vino—. Ese día lo entendí cuando todo mis sueños dieron un vuelco y tenia otra responsabilidad y con ellos tener prioridades, pero lo que más me dolió fue que la persona en que más confiaba y amaba me señalara y me acusará de engañarlo. Ese día fue un final y un comienzo para mi.

Esas palabras habían quedado en su memoria, aunque intento no juzgar a Amhad porque no estaba en su derecho pero recordar sus palabras durante todo su embarazo le hacían sentir un enorme malestar en el estómago, la manera en que su doble moral no le dolía. Pero como decían de los errores se aprende.

Jassier e Isabel sentia que cada pieza iba encajando poco a poco, eran como un pequeña familia, ellos tres, aunque ahora estaría el lugar más vacío sin las travesuras de Didier. Cada uno volvía a su vida y rutina, su madre al igual que su hermano regresarían a Londres ya que ambos extrañaban las mañanas nubladas y los días fríos.

Todos parecían saber cuales serían las deciones acertadas en su vida ¿Pero ellos sabrían cuál sería su final? Porque una parte mandaba el corazón y la lógica no abandonada tampoco su mente, vivir unidos o separados. No quería ser solo la esposa de alguien, no ser Isabel Boran ser solo Isabel, la que poco a poco se iba ganando la confianza de las personas, la fuerte y luchadora mujer que había en su interior. Pero ahora sonreía con tristeza al saber que el tiempo pasaba y cada vez le quedaba por tomar una decisión ¿Estaba segura sobre ella? No, no tenía ni la mínima idea. Todo puede ser rápido amor y dolor experimentar los al mismo tiempo. El sabor de la mentira y la desilusión.

Todos a su alrededor sonreían y bailaban, ers felicidad pero por dentro estaba llena de tristeza y melancolía.

—Solo te queda tomar una desición — le expresó Adelaide sentándose a su costado—. Y saber si acertamos en ella, porque cuando tomamos una desición no podemos echar todo así atrás y fingir que nada sucedió.

—No es fácil— fue su respuesta.

—El amor no es fácil, la vida no es facil pero piensa en estos momentos cuando tengas que tomarla— le aconsejo—, porque es lo que realmente extrañarás  y entonces pensarás que tu vida es desdichada. Conozco el sentimiento.

Ambas cayeron en la mirada de los hermanos y suspiraron como si la solución fuera un simple soplido.

—Solo piensa en lo que es mejor para tu familia, lo que es correcto para Layla sin sacrificar tu felicidad; nunca lo hagas. Porque tal vez lo que hagas es terminar a media noche en la calle llorando y desconsolada— dijo aquello último en un tono de voz más elevado.

El regreso del Jeque ✔️Where stories live. Discover now