|Capítulo 014|

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Isabel se sintió bien por un momento y relajada luego de aquella plática con Jassier sobretodo un día donde se mantenía alejada de él, tal y como lo habían prometido habían ido a un pequeño oasis antes que Adelaide y Didier regresarán a Francia donde el pequeño seguiría los próximas semanas un chequeo médico. Pero verlo tan recuperado y con una sonrisa en el rostro era asombroso y ver a Adelaide sonreír era grandioso.

—Te notas muy feliz y agradecida¿Pudiste hablar con Amhad?— le preguntó luego de volver aquella noche se enteró que este había armado un escándalo y se marchó.

—Si estoy feliz por Didier, y con respecto a lo último no tuve la oportunidad de decir una palabra—dijo con malestar—, fui insultada, pero ya no me afecta y no me importa o sus palabras no tienen pesar en mi.

—No conocía Amhad en lo absoluto— dijo más para sí misma que para ella.

—Te entiendo, cuando supe que estaba embarazada sentía una felicidad increíble ya que siempre me habían dicho que me era imposible quedar en estado— le confesó—, en ese momento solo pensé que podría vivir aquello que pensé jamás sentir, cuando yo sé lo dije él solo salió por la puerta y no volvió hasta cuatro días después— tomo una gran bocanada de aire y sentándose relajadamente—. Estaba preocupada y me quedé en su departamento y su padre vino, yo ni siquiera sabía quién era en realidad, todo se salió de control cuando su padre vio mis ecos encima del mesón de la cocina. En ese momento ese señor me abrazó y no pude evitar llorar; no sabía porque lo hacía solo quería sacar todas esas lágrimas que retenida.

«Su padre me consoló y dijo que nada nos faltaría y cuando regreso Amhad todo se salió de control su padre le gritaba, él me gritaba y me recriminaba lo que pasaba ese día termine en el hospital con un sangrado, el doctor dijo que era un milagro debido a que mi matriz era muy débil. Yo lo entiendo no era lo que quería y yo le dije que no importaba que lo tendría yo sola pero su padre lo obligó a firmar el acta de matrimonio, algunas veces el califa iba a Francia y veía al pequeño Didier, siempre me decía que sería una gran madre y sobretodo fuerte.

—Sin duda Didier tiene una gran madre y no necesita a nadie más— murmuró con los ojos cristalinos.

—Tu también lo eres Isabel, y si alguna vez necesitas un lugar a donde llegar mi casa está disponible.

—Gracias lo tendré en cuenta— le dijo sonriéndole.

Ese día disfrutando y charlaron hasta que llegó el día donde se tuvieron que marchar sin duda se sentiría sola una vez que se marcharán, pero sabía que tenían que volver.

—Los extrañare— les dijo abrazándolos a ambos.

—Puedes venir a visitarnos—le ofreció con una sonrisa.

—Lo hare—les prometió.

Nunca creas todo lo que vez. Nunca creas en todo lo que escuchas. Nunca creas lo que dicen otros sobre ti.
Y sobre todo nunca confíes lo que vez todos los días al espejo.

Y la tranquilidad nunca volvió desde aquel día, dicen que las tormentas se enfrenta día a día, pero todos están dispuestos a pasar por ellas.

Isabel no quería admitirlo se sentía nerviosa y un poco paranoica hoy era la inaguración de nuevos módulos de la universidad en los cuales había trabajado hace más de un año, sabía que tenía que trabajar muy duro por esta causa; aunque lo que más le preocupaba es que sería su primer evento sola desde su regreso. Sabía que mucha gente estaba recia a trabajar con ella y solamente lo hacían debido a su estatus.

Jassier entro en la habitación y se quedó embobado por lo magnífica que se veía su esposa, se acercó pero dudó y se contuvo no quería presionarla además que últimamente paracia evitarlo.

El regreso del Jeque ✔️Where stories live. Discover now