IV

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Nunca confíes en la señora rara que te ofrece comida

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Nunca confíes en la señora rara que te ofrece comida


HARRY VIO COMO LA FURIA SE DETUVO, OLISQUEÓ. AL PARECER NO VIO NADA, PUES LAS TRES SIGUIERON AVANZANDO.

Ya casi salían del túnel Lincoln cuando las ancianas se pararon delante de Harry y Grover. Y comenzaron a transformarse: los ojos empezaron a brillarles, se les alargaron los dedos y se transformaron en garras, sus vestidos se derritieron hasta convertirse en enormes alas coriáceas. Los bolsos se convirtieron en fieros látigos. Soltaron unos aullidos espeluznantes. Sus rostros seguían siendo los mismos, pero a partir del cuello habían encogido hasta transformarse en cuerpos de arpía marrones y coriáceos.

Los rodearon a los dos rápidamente, esgrimiendo sus látigos. Alce el arco, pero era imposible darles con los látigos tan cerca.

—¿Dónde está? ¿Dónde? —silbaban entre dientes.

Los demás pasajeros gritaban y se escondían bajo sus asientos. Bueno, por lo menos veían algo

—¡No se acerquen! —el grito de Harry hizo que las furias retrocedieran, y cuando lo miraron se pusieron nerviosas.

—¡Amo Harrison! ¡No se interponga! ¡Tenemos órdenes de su padre! —grito la del medio, la que parecía la líder.

—No me importa—espetó Harry, alzó a Desaparición y las furias temblaron—¡Lárguense de aquí, si no quieres que mi espada las mande al tártaro!

—Amo Harrison...

—¡Y una mierda! —La espada de Harry emitió un resplandor oscuro al igual que los ojos verdes de Harry se tornaron oscuros por unos minutos—Dejaran a Percy en paz y volverán al inframundo, le dirán a mi padre que al fin aceptaré su invitación y iré a visitarlo para aclarar asuntos.

Grover tembló al lado de Harry, el mismo Harry emitía un aura oscura que hacía gritar horrorizados a los mortales.

—¡Pero amo-...

—¡Es una orden! —grito Harry, las furias se miraron entre ellas y parece que al final tomaron una decisión.

Pero antes de que cualquiera pudiera reaccionar el autobús dio una sacudida.

Un tirón empujó a todo el mundo hacia la derecha, las tres Furias se aplastaron contra las ventanas. Harry clavo los pies en el suelo, agarro a Grover por la remera. Lograron no aplastarse entre sí.

—¡Eh, eh! ¿Qué dem...? —Gritó el conductor—. ¡Uaaaah!

Harry estaba seguro que Percy era el responsable.

El autobús rozó la pared del túnel, chirriando, rechinando y lanzando chispas alrededor. Salieron del túnel Lincoln a toda velocidad y volvieron a la tormenta, hombres y monstruos dando tumbos dentro del autobús, mientras los coches eran apartados o derribados como si fueran bolos.

𝐃𝐔𝐋𝐂𝐄 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 ━━━ HarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora