26 | Culpable.

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Estaba a penas entrando en el mundo de los sueños cuando un toque sutil hace a mi cuerpo brincar del susto y traerme a la realidad

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Estaba a penas entrando en el mundo de los sueños cuando un toque sutil hace a mi cuerpo brincar del susto y traerme a la realidad.

—Perdón —dijo un Alex culpable con la orilla de una manta—. No quería despertarte. —Terminó de cubrirme con ella—. Vuelve a descansar.

—Espera. —Lo detuve sujetando su camisa—. ¿Cómo esta él?

—Lo tuvieron que sedar para que no siguiera desconectando todo —dijo con la mirada perdida.

Me encontraba en un salón del castillo acostada sobre un cómodo sillón, no había querido ir a mi habitación con todo eso, el que el beta de la manada estuviera pasando por esto era algo complicado.

Me puse derecha en el sofá notando que el poco sueño que había acumulado se había esfumado como arte de magia.

—¿No dijo nada más? —pregunté refiriéndome a lo de su mate.

—No, estaba muy mal, ni siquiera decía cosas con sentido —dijo frunciendo el ceño.

Me quedé en silencio unos minutos, pasé la manta que Alex me había traído por los hombros para seguir cubierta.

—¿Crees que sea cierto? —pregunté lentamente.

—Él... está muy mal —dijo suspirando—. Papá dice que si podría ser, pero necesitamos que se que tranquilice para poder preguntarle qué pasó.

—Si es verdad, él no estará tranquilo. —Mis ojos se empeñaron—. ¿Pero crees que podría llegar en serio a quitarse la vida?

Mi voz se cortó, el solo hecho de pensar que él quería morir, me oprimía el corazón. Su mirada se volvió más oscura y helada, por unos instantes se perdió, imagine que en algún lugar de su mente.

—Si yo no fuera alfa lo hubiera hecho cuando pasaron los cinco años —admitió volviendo a mirar mis ojos—. Lo iba a hacer, de hecho, pero papá me detuvo.

Su declaración me dejó impactada, era cierto que estuvo mal, pero jamás me imagine que tanto, ¿qué hubiera pasado si lo hubiera hecho? Empecé a temblar ante la expectativa de él llendose de este mundo.

—Pero sigo aquí, y no me iré. —Se acercó a abrazarme para tranquilizarme—. Ahora doy gracias de no haberlo logrado, jamás hubiera sabido la verdad.

Lo abracé con todas mis fuerzas, recostándome en su pecho y asegurándome de que estuviera latiendo su corazón, de que siguiera conmigo.

No, definitivamente no podría vivir sin él, independientemente de que fuera mi mate.

Pasando unos segundos volví a la realidad y me separe de él de golpe al recordar, él se sorprendió y me miró confundido.

—Ariana —exclamé con miedo por nuestro contacto. Él comprendió y se relajó.

Maldición FraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora