Extra 3

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Que hermoso es estar con la persona que amas ¿no?

Incluso su silencio me gustaba; verlo paciente y concentrado en lo que decían, mientras que sostenía mi mano y le hacía suaves caricias con su pulgar.

Su leve sonrisa, y sus ojitos algo chinos me hacían sonreir, era increíble lo sexy y tierno que podía ser... ¿se puede ser ambas cosas a la vez? Bueno, él lo era...

Giró su cabeza y me observó, sonriente y curioso, ¿se había dado cuenta que lo observaba cómo una acosadora?

-¿Qué sucede?- preguntó.

-Nada, sólo te miro porque te amo.- le dije elevando los hombros.

Entonces él sonrió y se inclinó hacia mí para darme un pequeño beso. Sus labios eran jodidamente suaves, quería más de ellos. Cuando nos separamos, volví a besarlo fugazmente, y alguien se aclaró la garganta.

-No delante de mí, par de cochinos.- rodé los ojos y miré mal a mi hermano.

-Oye, desde hace dos semanas que te estás quedando en la ciudad, y durante esas dos semanas no me has dejado dar ni una sola demostración de amor en público. Dejame mostrarle a la gente lo hermoso que es mi novio, porfavor...- él rodó los ojos.

-Me dan nauseas.- entonces su mujer le golpeó suavemente el hombro.

-No le hagan caso, Amaia tiene cólicos y no lo deja dormir bien de noche.-

-Ohh eso explica el humor de perros.- dijo Jared riendo.

-Cuando tengas al tuyo me dices...- dijo Alexander fastidiado.

Los otros tres comenzamos a reir.
Era lindo estar todos juntos, me hacían sentir en casa. Alex y Megan habían venido hacía dos semanas a Los Ángeles, junto con su bebé claramente; querían darnos una visita y ver cómo ibamos con el nuevo departamento y el embarazo. También nos trajeron algunos obsequios, casi me vuelvo loca, tenían muy buen gusto en ropa de bebé. Bueno, claramente era Megan la que tenía buen gusto.

La pequeña Padme Amaia dormía plácidamente en su cochecito, mientras todos cenábamos y platicábamos. Al día siguiente, Alex y Megan volverían a Bristol, entonces decidimos salir a comer a un restaurante. No nos veríamos hasta dentro de un mes, ya que tenían planeado volver aquí para la fecha en la que nacería mi hijo.
Ellos estaban muy pendientes del tema, y se los agradecía, me encantaba que me pasaran tips y me ayudaran a prepararme.

La que también me ayudaba mucho era Denice, mi ex jefa. Ella tenía un niño de cuatro años, por lo que tenía mucha experiencia con niños; y además también estaba embarazada, de seis meses. Casi enloquece cuando se enteró, yo estaba con ella, gritaba que no soportaría otra vez los vómitos, llantos y cambiar pañales... pero cuando le dijeron que sería una niña le cambió la vida, veía todo mucho mejor. Ella y yo no nos veíamos seguido, porque ya no trabajabamos juntas, pero nos hablábamos y mensajeábamos todo el tiempo. Le deceaba mucha suerte.

De pronto sentí unas intensas ganas de orinar, muy intensas, hasta creí que me haría ensima.

-Voy al baño.- avisé mientras me paraba de mi asiento.

-¿No quieres que te acompañe?- se ofreció mi cuñada.

-No, está bien. No quiero que estés quince minutos parada al lado de una puerta oyendo cómo orino.- dije obvia. Si, tardaba mucho en el baño.

-Pasé por eso, no tengo problema...- dijo ella.

-No te preocupes, enseguida vuelvo.- antes de empezar a caminar, Jared me detuvo.

-¿Segura que no necesitas ayuda?- yo rodé los ojos.

-¿Y qué harías? ¿Sostenerme le puerta? ¿La ropa interior? ¿O limpiarme las partes?- Jared rió negando.

Mi Mejor Amigo #1Where stories live. Discover now