Capitulo VIII

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Los rayos del sol se colaron por entre sus cortinas, aquello le irritó los ojos y los fue abriendo lentamente, ya era de mañana.

Por alguna razón, esa mañana no tenía mucho ánimos, tenía cierto presentimiento, uno que no había sido de su agrado. Fue por ello que quería quedarse ahí en su habitación, acostado en su cama y dormir lo que restará del día, aquello era raro en él, ya que nunca se había sentido así, ni siquiera cuando se sentía extremadamente cansado.

No se movió de la posición. Se quedó en cama durante unos minutos más, giró quedando con el rostro sobre las almohadas, debido a eso, poco a poco sus ojos se fueron cerrando, y a su vez su cuerpo iba cediendo para caer dormido otra vez. Sus párpados pensaban, quería descansar y lo hubiera hecho si tan solo no tuviera cierto pendiente.

¡Tadashi! ¡Llegaremos tarde! ¡Baja! La escuela, y la voz de Yukie solo ayudo a recordarle que tenía que ir.

Gruñó teniendo el rostro todavía en las almohadas y sin más que hacer rodó sobre el colchón, llegando así a la orilla de este, rodó una vez más y con eso cayó al suelo, o mas bien sobre una colcha con algunas almohadas y/o cojines; esos últimos días solía caerse de la cama y para evitar cualquier accidente colocó esas cosas allí. – Ya voy. – Con un bostezo, y mala gana, se levantó del suelo dirigiéndose a su armario, de este tomó su uniforme y cambio su pijama por el, agarró su mochila y salió de la habitación yendo hacia el baño.

Se miró al espejo durante unos segundos, veía su rostro en general, paso las yemas de sus dedos sobre sus mejillas, suspiro y poco después iniciar con su aseó, lavó su cara, cepilló sus dientes y tras unos minutos salió. Fue al piso de abajo, llegó a la sala pasando y dejando la mochila en uno de los sillones, cruzó la sala y llegó al comedor encontrando allí a su familia.

Al fin despiertas. Se sentó en la silla vacía ignorando aquel comentario. Se les hará tarde, y será por tu culpa.

– Lo siento. – Se sirvió un poco de jugo ignorando a la mujer de nuevo.

– ¿Lo siento? Que pasará si llegan tarde. – Agarró un plato sin prestar atención.

– Tranquila mamá, no sería para tanto. – Yukie miró a su madre.

– Tal vez él tenga retardos. – Miro de reojo al pecoso. – Pero no permitiré que tú los tengas, y menos si son por culpa suya. Pese a tener un tono amable y maternal, ella no lo era.

Por ello quiso ignorarla otra vez, quiso hacerlo, pero no pudo. Había estirado el brazo para tomar un pan sin embargo, se detuvó. – Sabes que, tiene razón. Lo siento. – Se levantó de la mesa bajo la atenta mirada de los demás.

Tada-chan ¿Qué sucede? Le miro con confusión.

Nada solo que, no quiero malgastar más tiempo. Salió del comedor yendo de regreso a la sala, tomando nuevamente su mochila, se fue hacia la entrada, en dónde se puso los zapatos. Agarró las llaves. Me voy Abrió la puerta tras decirlo.

¿A dónde crees que vas? Respondió cerrando la puerta de golpe, y de esta forma silenció la voz de su madre. Soltó un gran y pesado suspiro, pasó una mano por su cabello, y poco después comenzó a alejarse.

Tal vez fue infantil el actuar de esa forma, pero se sentía frustrado molesto, aquellas palabras por parte de la esposa de su padre atravesaron sus oídos, estaba arto, muy arto, soltó el aire de sus pulmones tratando de relajarse, mas no lo logró. Camino con un paso un tanto apresurado, no quería ver a Yukie al menos, aún no, por un momento quería estar solo, por un simple momento deseaba estar solo, poder respirar y dejar de vagar en sus emociones y pensamientos. Últimamente era algo impulsivo.

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