Capitulo XI

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Era de mañana. Tadashi se encontraba acomodando sus cosas.

Se había levantado a eso de las cinco de la mañana, como ya no quería dormir decidió iniciar con su rutina diaria, se duchó, cambió su ropa y ordenó, tanto su cuarto como su mochila. Al terminar con todo, salió de la habitación, escuchó ruido en la planta de abajo, sabía que era alguno de sus padres puesto que apenas iban a ser las siete, y a esa hora Yukie y Shiro seguían dormidos.

Sin perder tiempo bajó las escaleras llegando a la mesa del comedor, de ahí tomó el dinero que su padre siempre solía dejarle, como éste no se encontraba ahí, no hizo nada más, se alejó para ir a la entrada.

-- ¿A dónde vas? -- Aquella voz le hizo voltear.

-- La escuela ¿Dónde más? -- Cuestionó ignorandola de cierta forma.

-- Aún es temprano. -- La mujer lo veía con severidad. -- No has desayunado y Yukie aún no despierta. --

-- ¿Y? --

-- ¿Cómo qué "y"? --

-- Yukie puede ir sola. -- Dejó de mirarla para ver su celular. -- Además Tsukki la va a acompañar. -- ¿Dolió? Tal vez un poco.

-- Eres su hermano debes-... --

-- Exacto. Soy su hermano. -- Había regresado la vista a la contraria. -- Amo a Yukie pero como lo has dicho, soy su hermano, no su niñera. -- Ante aquel comentario la mujer se quedó callada, tal parecía que intentaba buscar palabras para contrarrestar aquello.  -- Ya me voy. --

-- ¿Y qué piensas hacer al llegar? -- Las palabras que le dirigió lo hicieron detenerse. -- Es temprano, así que dudo mucho que puedas hacer algo al-... --

-- Déjame recordarte una cosa. -- La interrumpió sin muestra de culpa. -- Soy el capitán de mi club, y pese a serlo he descuidado mis responsabilidades por este tipo de tonterías. -- La miraba desafiante. Su penetrante mirada competía contra la filosa mirada de su madre. Ésta parecía querer decir algo, pero fue interrumpida otra vez. -- Así que a partir de ahora voy a tomar riendas de mi posición, voy a hacerme cargo de todo lo que debí hacer desde un principio. -- Estaba cansado de todo. No solo de las ataduras que esa mujer le ponía en casa, también de las ataduras que le obligaba a llevar, incluso en su vida personal. -- Así que si ya no tienes nada que decirme, me voy. -- Sin mas por decir cerró la puerta tras haber tomado sus llaves. Vio que esa quería decir otra cosa, así que con más razón cerró la puerta con rapidez. Soltó el aire.

Cansado decidió emprender el paso hacia la escuela.

Al llegar se dirigió de inmediato a la sala del club, camino sin ningún apuro, aún era temprano, si aún era temprano.

Subió las escaleras. -- Idiota. -- Había actuado por impulso, si, por mero impulso, y aquello le hizo olvidar algo importante, y es que él no poseía las llaves, ni de la sala, menos las del gimnasio. Gruñó bajando las escaleras, si, se sentía un idiota.

Se quedó en aquel sitio, no tenía ánimo ni energía para moverse de allí, así que optó por quedarse sentado. Miraba a la nada, no había mucho que hacer, eran las 6:53, el entrenamiento matutino iniciaba a las 7:30, suspiró, en serio que había salido muy temprano.

-- (¿Debería ir a Sakanoshita?) -- Se cuestionó perdido en si. Sin más por hacer se levantó de las escaleras y decidió ir hacia la tienda de su entrenador.

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