Capítulo 22

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Soberbia y Rachel se separaron por una fuerte tos que los sacó de su perfecta burbuja. Ira y Pereza estaban de pie frente a ellos, con sus mandíbulas casi en el suelo y sus ropas llenas de polvo.

Rachel, algo cohibida y avergonzada, se alejó completamente del Pecado. Soberbia ni se inmutó, su ceja alzada y su sonrisa ladina permanecieron intactas incluso luego de ser descubiertos en lo que hasta entonces era un secreto.

—Creo que nos perdimos de algo —la azabache cortó con la extraña tensión que se había formado, aguantando la risa—. Ya fuimos al observatorio, pero parece que hace años no lo utilizan. Ahora funciona como una bodega acumulando polvo. ¿Y ustedes lograron averiguar algo?

—Íbamos a la biblioteca.

—Sí, «íbamos» —repuso Ira con burla—. Pero surgió algo mucho más interesante. ¿No es así? ¡Mierda!

El rubio le había propinado una patada en la pantorrilla para hacerlo callar, disimulando muy poco ante la atenta mirada de las chicas. De pronto, Ira tambaleó y cayó de bruces al suelo. Pereza se acercó a él con preocupación. Desde esa mañana presentaba síntomas y molestias en el cuerpo.

—Tienes fiebre —indicó la chica mientras tocaba su frente; sus mejillas estaban enrojecidas—. Esto no es bueno.

—Llévalo con la enfermera. No ha de ser grave.

Pereza negó con efusividad ante lo dicho por la humana.

—Los Pecados nunca enfermamos. Si la humanización ya está empezando en Ira, no tardará en extenderse hasta también vaciar su inmortalidad —ayudó a levantarlo; colocó su brazo alrededor de sus hombros para impulsarlo hacia arriba. Ira comenzó a respirar con dificultad, preocupando más a los presentes—. Iremos a la enfermería. Si se está volviendo lo suficientemente humano para no levantar sospechas, lo mejor será evitar una gripe antes de tu juicio.

Soberbia asintió, dejando que el par pasara a su lado casi trotando para que el castaño no vomite sobre él.

—¿Estará bien? —inquirió Rachel.

—No lo sé. Esperemos que sí —el rubio se encogió de hombros y colocó las manos dentro de sus bolsillos—. Rachel, sobre lo que pasó...

Los ojos de la chica se iluminaron y sus mejillas se pintaron de un rosa cálido.

Ella nunca había sido amiga del amor, mas no lo rechazaba en absoluto. Aisha solía decirle que era una niña soñadora en el cuerpo de una muchacha. Que anhelaba un romance inocente, puro y verdadero que no existía en ninguna parte del planeta.

Sin embargo, Rachel Vitae siempre se mantuvo perseverante. Quería a un chico dulce y sincero, alguien en quien pudiese confiar. Pese a ello, cuando conoció a Soberbia, le pareció el ser más horripilante, arrogante y bruto de todos los tiempos. Él era todo lo contrario a lo que andaba buscando. Y eso le atrajo más.

—Será mejor no mencionarlo de nuevo.

Auch. ¿Así se siente que te rompan el corazón?

—Me pides eso luego de besarme por segunda vez en lo que llevamos de conocernos —rio con falsedad—. Tú eres increíble. Estúpido, pero increíble.

—No entiendo por qué te enojas conmigo. No hice algo malo.

—No. De hecho, no hiciste nada —interrumpió, alzando la voz—. Ese es tu maldito problema, Soberbia. Para ti, en tu razonamiento, nunca serás el culpable de nada. ¿Por qué me secuestraste y me llevaste a Medium para empezar?

A pesar de dejar un vacío silencioso para que el Pecado contestara, este no lo hizo.

—¿Tienes idea de lo que es sentirse enamorado? —su voz salió tan rota, que al rubio casi le dolió—. Si se supone que el amor es algo hermoso y único. ¿Por qué siento como si mi corazón se estuviese quebrando en mil pedazos?

Cuando Soberbia se enamore [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora