La estrategia II: ¿Cómo darle vida a Frankenstein?

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Continuando con el artículo anterior donde comenzamos a planificar la escritura de una novela, aquí les traigo la Técnica Briper para crear personajes profundos. Es lo que más disfruto de una historia, por eso leo tantas comedias románticas. La trama puede ser un desastre pero si sus personajes son carismáticos e interesantes, todo se salva.

Hay muchísimas fichas de personajes para que completen hasta su grupo sanguíneo. Pueden buscarlas en internet si desean alguna alternativa a la que ofreceré.

En lo personal, estos son los elementos más importantes que decido para los míos:

-Nombre (o sobrenombre).

-Edad (aproximada).

-Físico (mínimo o nulo a menos que se importante).

-Relación con el protagonista.

-Trabajo o pasatiempo.

-Función que cumplirá.

-Rasgo característico de su persona.

-Objetivo en su vida personal.

-Rasgos de su personalidad.

-Dato clave de su pasado.

¿Son muchos? Demasiados. Pero no es necesario desarrollar todos esos ítems en todos los personajes, ni pensarlos en profundidad. Aunque nunca se los muestre al lector, el autor sí debería conocerlos. Es parte del trasfondo. Nunca terminamos de conocer a alguien, pero en su cabeza hay un mundo.

Ahora sí, ¡aquí viene la explicación detallada de cada uno!


Nombre completo y edad:

Si van a ambientar todo en determinado país y desean respetar la cultura, pues los nombres deberán ser locales. ¿Habrá excepciones? Claro, uno puede tener un nombre coreano y otro, inglés. Pero deberán justificarlo diciendo que sus antepasados eran inmigrantes. O que uno de sus padres se encaprichó con ese nombre raro y nadie pudo detenerlo (F por los futuros hijos de las Armys latinas).

Si nunca mencionan el país de sus obras, ya hay más libertad de hacerlos multiculturales. Pueden limitarse a un apodo o iniciales. Para más información, visiten el capítulo «Un nombre para la víctima» de este manual.

En cuanto a la edad, no es necesario que mencionen los años que tiene, pero ustedes deben tener claro si es un niño, adolescente, adulto o qué tan anciano es... ya saben, si está más cerca del cajón que de las manzanas.


Aspecto físico:

Honestamente, no me interesa a menos que sea importante para la trama.

Si menciono que tres jóvenes tienen un lunar en el hombro, es porque se revelará que son familia. Si dos niñas son morenas de ojos verdes con misma estatura, significa que deseo hacer énfasis en que son idénticas. Si describo a alguien con cabello resplandeciente, tremendos ojazos y un cuerpo escultural, probablemente su belleza influye en su historia y justifica parte de su personalidad.

Olviden el estilo otaku de ponerle color de cabello, ojos, peinado, altura y complexión a todos. ¡Dejen algo a la imaginación! Conviene asignarle uno o dos rasgos a cada personaje y dejar el resto al lector.

Ese rasgo ni siquiera tiene que ser del cuerpo. Pueden limitarse a mencionar su estilo de ropa o accesorios.

Algunos ejemplos son: El chico de los ojos almendrados, el niño con sonrisa que muestra un diente torcido, la niña de los rizos pálidos, el moreno de complexión musculosa, la anciana que siempre usa sombrero.

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