Capítulo XXXI: El Pescador de México

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"...Maestro, entre tales sujetos debiera yo conocer bien a algunos que inmundos fueron de tan grandes males".

—Infierno de Dante, Canto VII: 49-51.

[Sede Principal de San Bestia: Arena de Duelo]

—¡Ja, ja, ja! ¡Así que por fin usará el silat! —decía Bill divertido y emocionado desde las gradas, junto a su esposa y varios subordinados suyos de la Sede Norteamericana de San Bestia.

—No le queda de otra —dijo Anastasia, con una sonrisa que reflejaba cuan divertida estaba en el interior, aunque mantenía su postura firme y severa—. Ese arte está diseñado para enfrentar enemigos armados y de mayor tamaño. Sin embargo, el cachorro pantera deberá medir muy bien las técnicas a usar, porque un solo golpe recibido, será el fin..

En la arena, el combate entre todos había tenido una pausa momentánea, tras la increíble revelación del arte marcial de Azrael, quien justo ahora se encontraba en guardia, y listo para recibir cualquier ataque; el cual llegó. Agayuel lanzó un gancho izquierdo tan poderoso y veloz, que cuando el hombre-pantera retrocedió, usando el codo izquierdo para redirigir el puñetazo fuera de su alcance, se desató una potente corriente de viento, que llegó hasta el otro extremo de la arena.

Acto seguido, Azrael avanzó a paso veloz, y en el proceso, uso otra vez el codo izquierdo para redirigir fuera de su camino un puñetazo derecho, que iba directo hacia él. Y al estar frente a su oponente, conectó un codazo derecho en el estómago de Agayuel. No obstante, éste lo resistió totalmente, e iba atrapar al hombre-pantera usando la trompa. Sin embargo, éste evito por poco el agarre, sumergiéndose en la sombra.

Agayuel de inmediato se puso erguido, para que su sombra cambiará de dirección, esta vez, detrás de él. Luego cerró los ojos, y de forma espontánea se voltea —teniendo cuidado de no mover mucho su sombra—, dando un puñetazo en el suelo, justo cerca de donde emergió Azrael, quien logró apartarse del camino de aquel puño, cuando la sombra del hombre-elefante se movió un poco. Pero no pudo evitar ser capturado por la trompa, cuando la misma le envolvió el torso. Entonces, capturado a su objetivo, Agayuel vuelve a ponerse erguido, y levanta al hombre-pantera con la trompa, mientras ejerce fuerza en el agarre, y éste intentaba liberarse.

—¿Creíste que yo era solo un viejo fortachón? —gruñó Agayuel enfadado a gran nivel, y como prueba de ello, aumentó la fuerza en su agarre a tal grado, que se oía los huesos del hombre-pantera tronar—. Primera lección que debes grabar en tu memoria: antes de actuar, investiga bien a tu rival, para no recibir terribles sorpresas.

—Me lo veía venir, dado a que el viejo paquidermo, como posiblemente los demás maestros del gremio, conocen nuestras habilidades —dijo Jofiel sonriendo un poco, aunque tenía una mirada seria, mientras Raziel estaba muy preocupado por su hermano—. Debido a que la habilidad de Azrael es exclusiva de los muertos-vivientes, tiene varios inconvenientes para él; empezando por el hecho de que su corazón late. Cada vez que su pecho sale de la sombra, por una milésima de segundo, el sonido de su corazón viaja por el suelo. Y el viejo, al ser en parte elefante, puede percibir los sonidos que viajan por tierra, gracias a sus patas.

Tal como explicó el hombre-león, los elefantes poseen la capacidad de percibir el sonido que viaja por tierra. Es gracias a esto que Agayuel pudo saber el momento exacto, en el que Azrael comenzó a emerger de la sombra. Y no solo era esto; sus orejas estaban especialmente diseñadas para detectar incluso infrasonidos, y como elefante posee una de los sentidos olfativos más desarrollados de todo el reino animal. Cada uno de estos factores, hacen del hombre-elefante capaz de defenderse de cualquier oponente, que intente atacarlo desde un punto ciego.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaWhere stories live. Discover now