Capítulo XLV: La Base Secreta de Carmilla (II)

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"...Las cenizas fueron dispersadas a los cuatro vientos, y a partir de entonces la región quedó libre de vampiros."

—Carmilla de Sheridan Le Fanu.

[Base Secreta de Carmilla: Almacén Principal]

Luego de que Raven conjurara aquel extraño hechizo, Miguel le dio un poco de espacio y se dedicó a observar que planeaba hacer la dhampiresa bruja. Por el momento no sucedió nada más que la aparición de aquella neblina oscura, la cual había ganado un considerable tamaño. Pero tras unos segundos de espera la niebla aumentó su radio de golpe y en el aire aparecieron círculos mágicos violetas con palabras en latín alrededor, los cuales giraron sobre sí mismos hasta convertirse en un pequeño destello del que se materializaron las compañeras de Raven, y cuando se despejó la niebla pudo verse con total claridad que ellas no vinieron solas.

—¡¡¿Pero qué malditos diablos del infierno?!! —exclamó Raven abriendo los ojos en shock total, al ver que junto a sus compañeras vino un bizarro grupo conformado por bestias de distintas especies y tribus regionales.

—¡¡¿Chicos de verdad son ustedes?!! —exclamó Miguel también en shock y apenas creyendo que casi todo su clan estaba allí reunido.

—¡¡¡¿Miguel?!!! —exclamó todo el clan Nightfall Angels presente, igual de impactados al encontrarse con su líder. Aunque su sorpresa se incrementó al ver que, de hecho, casi todos estaban allí.

—¡¿Raven estás bien?! ¡¿Por qué no nos respondiste después de que entró la víctima a la habitación?! —preguntó Clarisse angustiada y, junto a Ángela, corriendo directo hacia la dhampiresa para ver si estaba bien, ignorando por completo el lugar en el que se encontraban y que había un clan de bestias junto a ellas.

—¡Oh maldición, olvidé responderles! ¡Perdónenme, es que...! Sucedieron muchos "imprevistos". Larga historia —respondió Raven molesta consigo mismo y no encontrando la forma de explicar lo que sucedió desde que la víctima del plan (quien resultó ser Miguel) entró a la habitación del burdel. 

Pero su molestia se convirtió en preocupación mortal al ver a la mujer-hiena con una bolsa familiar en las manos. 

—¡Maestra Erzuli ¿qué sucedió?! ¡Se suponía que si lograbas obtener la piedra la enviarías junto a uno de tus muñecos al refugio! —exclamó Raven sujetándose la cabeza con ambas manos, no pudiendo creer que había invocado en la base enemiga a su compañera junto a la mencionada piedra, lo cual era justo lo que quería evitar a toda costa.

—Lo siento mucho, señorita Raven. Estuve a punto de hacer el hechizo pero... no tuve tiempo de recitar el conjuro... Larga historia —explicaba Erzuli bajando la mirada con vergüenza, tampoco sabiendo cómo explicar sobre su inesperado encuentro con Azrael.

—¡Miguel ¿qué cojones está sucediendo aquí?! — exclamó Camael tan confundido que ansiaba respuestas de inmediato.

Antes de que el hombre-lobo hiciera el intento de explicar la situación a su clan, un estruendo lo detuvo. Por inercia todos levantaron la guardia y miraron en dirección de donde venía aquel ruido; en la entrada de la que provino Raven acompañada de Miguel y el par de criaturas, se escuchaban todo tipo de gruñidos salvajes, junto con fuertes estruendos semejantes a la roca rompiéndose. Entonces, de la oscuridad del pasillo, emergió una vampiresa transformada en mujer-murciélago, desintegrándose en cenizas a causa de una estaca de plata que fue disparada en su corazón.

Si ya de por si había una confusión en los presentes, aquello y lo que vino después hizo aún más bizarra la situación tan surrealista en la que se encontraban todos; del pasillo salió caminando a paso tranquilo y casual Abraham Van Helsing, con su bolso de doctor en la mano izquierda y un cuchillo-nudillera de plata en la mano derecha. Y detrás de él venían Raziel, Rafael y Gabriel, quienes estaban en sus respectivas formas bestia.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt