Capítulo XXXIII: Bienvenidos a Albión

52 3 14
                                    

"Después de haber viajado durante algún tiempo, llegaron a un espeso bosque, por el que pasaba el camino hacia la capital del reino..."

—Los Dos Compañeros de Viaje, de los Hermanos Grimm. 

[Barco Draco Wang].

La cena continuó con charlas triviales y personales, discusiones hilarantes y algunas risas. Aunque la mayoría estaban reunidos pocos después de ejercitarse tanto, no hubo problemas como olor a sudor. De hecho solo Angela, Amitiel, Elsa y Clarisse transpiraban y tenían un ligero olor a sudor, opacado por el intenso olor de la comida.

Los miembros bestias no transpiraban ni menos olían a sudor; solo emanaban un distintivo aroma. Los chicos-bestia tenían un aroma característico bastante dulce y adictivo para las chicas, mientras que las chicas-bestia emanaban un distintivo aroma amargo que sería repulsivo para cualquier chico humano, pero agradable para los chicos-bestia.

Sin darse cuenta todos terminaron de comer —siendo los miembros bestia los primeros—. Pero la charla que tenían todos entre sí era tan agradable que, para continuarla un rato más, Uriel y Amitiel sirvieron algunos bocadillos de postre: galletas con chipas de chocolate.

Cuando terminaron de servir el postre, Clarisse tuvo una curiosidad al respecto; les preguntó a los jóvenes-bestia sobre el tipo de frutas que las bestias depredadoras podían ingerir.

Rafael, Uriel y Jofiel explicaron en conjunto que las bestias depredadoras podían ingerir un reducido y estricto número de frutas como complemento en su dieta: entre las frutas estaban las moras, uvas, manzanas, naranjas, arroz y por supuesto nueces de cacao y granos de café. Por lo tanto, podían ingerir bebidas como jugo de uva, chocolate y café.

Para cuando llegaron a la parte del café, todos casi habían terminado de comer el postre, y ahora bebían café con leche de cabra austriaca y algo de azúcar; lo curioso es que todos tenían una taza de café al lado, menos Gabriel, Caroline, Uriel, Remiel, Camael y Jofiel, quienes en vez de café bebían jugo de uva. Por otro lado el gato Kumal había terminado de comer piezas de carne de pulpo en un plato en el suelo, y ahora bebía tranquilo agua tibia en un tazón. 

—Hablando de café, acabo de acordarme de un dato curioso —dijo Gabriel mirando las tazas de café—. ¿Sabían que existe un tipo de café asiático, muy delicioso y valorado, conocido como kopi luwak?

"Oh no...", pensaron, Uriel, Remiel y Jofiel al mismo tiempo, cruzando miradas y sonriendo con diversión, mientras Caroline se tapaba el rostro con una mano y sonreía, porque los cuatro sabían lo que vendría. 

"Ya sé a dónde va con eso", pensó Camael tapándose la cara e intentando no reírse, porque justo ahora la harpía cisne estaba tomando café.

—Pues despertaste mi curiosidad, porque yo al menos jamás escuche de ese café —dijo Raven sorprendida e intrigada por eso—. ¿Cuál es su especialidad?

—Principalmente su sabor carente de amargor —dijo Gabriel, esbozando una sonrisa gatuna de inocencia falsa, que denotaba un intento por esconder sus risas internas—. Y para eliminar las proteínas que producen el sabor amargo, lo que hacen es... dárselas de comer a un animal llamado civeta, y luego recogen las frutas rojas de café de sus heces.

El dato curioso dicho por el baghatma provocó que Angela, Erzuli, Miguel, Rafael, Elsa y Amitiel, quienes estaban bebiendo café justo en ese momento, comenzaran a escupir la bebida al suelo, mientras los demás se reían por la reacción de ellos.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora