Capítulo XXVI: Viaje al Reino de Albión

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"Los días pasaron rápidamente y la curación, ayudada por el amor que le devoraba la sangre, marchaba a toda prisa."

—Los Tigres de Mompracem, de Emilio Salgari.

[Barco Flora: Camarote del Capitán].

Poco después de que el barco de Yuda, de nombre Flora, continuase su rumbo hacia su destino fijado, el baghatma malayo se dirigió a su camarote para un baño.

Por fuera el barco se veía grande para los estándares de los barcos de la Sociedad Humana. Pero su interior era casi un mundo aparte, debido a la cantidad de habitaciones y pasillos ordenados que albergaba.

El cuarto de baño personal de la habitación del capitán estaba tan limpio que resplandecía y era bastante grande; tanto que contenía una ducha grande y una bañera rectangular de tamaño semejante. La bañera y la ducha yacían separadas a considerable distancia una frente a la otra, y ambas tenían suficiente espacio como para albergar ocho personas.

Cerca de la bañera había un par de cubetas. En el extremo opuesto se hallaba el lavamanos con un espejo y un par de cajones, cerca de un gabinete de madera con artículos de lavado. También había un perchero y un retrete estilizado y moderno de la Sociedad Sobrenatural. Las paredes estaban adornadas con azulejos blancos, y estaba bien iluminada con lámparas mágicas de luz azul y diseño medieval europeo.

Parecía un baño de estilo medieval mezclado con un estilo moderno.

La bañera tenía integrado un grifo de agua metálico con intrincado diseño de serpiente marina, y cerca había una rueda en forma de tuerca conectada en el borde de la bañera que servía para vaciar la bañera. Yuda estaba parado en el borde, llevando solo una bata roja, y ocupado cerrando el grifo luego de que la tina se haya llenado de agua.

El baghatma malayo procedió a dejar su bata en el suelo para entrar en la bañera, revelando su increíble definición muscular que transmitía una vida entera dedicada a las Artes Marciales. El agua le llegaba hasta el pecho y estaba fría. Esto último Yuda lo corrigió emanando un poco de radiante energía Prana naranja en la mano derecha por un breve momento. Luego de esto, el agua gano un agradable calor y un relajante vapor como el de las aguas termales.

—Me sorprende que no hayas dicho nada cuando el kitsune no dijo toda la verdad, respecto a esos piratas que los atacaron —dijo Tala con una actitud seria, mientras entraba por la puerta abierta del baño, seguida de las otras cinco esposas de Yuda.

Las seis mujeres llevaban sus respectivas batas al principio, pero luego cada una fue dejando su bata en el perchero, quedando desnuda. Amy, Venus, Hrist y Merida caminaron al gabinete y tomaron un jabón cada una.

—Conozco el historial de Remiel Nishimura, y sé lo cercano que fue él con la criminal Mabel Cheshire —contesto Yuda sonriendo divertido, mientras se sentaba en el centro de la bañera, permitiendo que sus seis esposas ingresaban con más comodidad—. Yo en su lugar habría hecho lo mismo; hubiera querido que esa chica-gato no fuese arrestada de nuevo por mi culpa.

—Ohhh, ¡ja, ja, ja! Si no te conociéramos, diría que lo dices por experiencia, ¿no? —dijo Matilda con diversión—. Aunque sabemos que es así.

—De todos modos ese barco ya debe haberse escondido bajo el mar —decía Hrist, mientras se frotaba el jabón en sus enormes pechos hasta crear mucha espuma.

—Su barco parecía un buque de guerra fabricado por la compañía de la familia dragón de Japón —decía Venus, mientras le entregaba a Yuda el jabón y se sentaba al lado derecho de él—. Esos buques están diseñados especialmente para viajes submarinos, similar a la nave del Capitán Nemo.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora