Capítulo 7

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Austin tenía un nuevo patrón, Lascia le requería más o menos dos veces a la semana.

El problema era que todas ellas eran en su casa, donde comenzaba a no poder recabar más información sobre el caso.

Lascia era un déspota, y bastante soberbio. Contaba con un cuerpo de guardaespaldas, por lo que su papel de heredero de un gran empresario italiano cuadraba pero también que era mucha seguridad para ser solo vino.

Su mente no podía evitar querer relacionar cosas, pero las muertes de los jóvenes parecía no tener nada que ver con los negocios de Lascia, sino con sus gustos sexuales.

Estaba claro que este tenía dos fetiches claros, los pelirrojos y sus culos. En este caso, el suyo.

Nunca había estado infiltrado, era cierto, pero comenzaba a desear que Lascia tratara de matarle. No mentiría, el sexo era realmente bueno, ¿el mejor que había tenido? Sí, su Austin real vivía mucho más limitado que esa copia complaciente. Pero no estaba enredado en el asunto por el sexo, le hubiera pegado más de un puñetazo a aquel cretino que usaba su cuerpo como si fuera lo único importante de su persona. Que reducía a las personas a lo que pudieran darle.

Para el italiano todo el mundo tenía precio, y él tenía que hacer como si aquello fuera lo mejor que le hubiera pasado en su puñetera vida.

Pero no encontraba nada que le apuntara como el asesino de los chicos, nada más que todos los indicios y su modo de usar a las personas. Pero incluso, para él, como le había comentado a Sinclair le costaba verle implicándose con alguien en algo tan visceral como asesinarlo y penetrarlo de cualquier modo posteriormente. Para eso debía haber rabia, y esta no la encontraba en Lascia.

Un ego más grande que su persona, sí. Pero le costaba imaginarlo perdiendo los papeles de ese modo.

Eso no descartaba el hecho de que pudiera pagar para que otro lo hiciera, algo que podría cuadrar hasta cierto punto.

Pero ¿cuánto llevaba? ¿Tres semanas? Por lo que había entendido, Lascia iba a abandonar la isla para volver a su país. ¿Sería ese momento en el que quisiera deshacerse de él?

Le había pedido a Sinclair que investigaran más a fondo las cuentas de los chicos asesinados, sí, todos tenían pagos elevados próximos a la fecha de sus muertes, pero algo no cuadraba.

—¿Tanto te aburre que te folle?—preguntó Lascia molesto a su espalda, la postura no le dejaba ver la cara de Austin.

Salió bruscamente de él, tenía la mente en otra parte. En cómo atraparle para ser más precisos.

—Te pago lo suficiente para que al menos trates de fingir.

Austin casi sonrió, tocarle los cojones a Lascia, y no de modo literal era una pequeña parte satisfactoria que disfrutaba a pequeños sorbitos tratando de que no se le notara.

Se giró para mirarle, quizás fuera eso, quizás los otros chicos comenzaron a reaccionar como Austin, y eso hizo que Lascia se enfadara.

Comenzaba a estar harto, probar algo nuevo quizás fuera la clave.

—No me gusta como me tratas—dijo mirándole.

El italiano estaba completamente desnudo, Austin trató de no mirar más que sus ojos azules. Porque su cuerpo a pesar de sus maneras era un pecado en el que caía incluso sin estar con él.

Los ojos duros le miraban, el repaso estaba lleno de un sutil desprecio. Sí, sabía lo que iba a decirle. Pagaba para tratarle como le diera la gana.

Sugardaddy: Edimburgo (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora