Amor de siglos.

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Mi nombre es Elai, Elai Canaveris, pertenezco a la cuarta generación de los Canaveris, nací como un vampiro, aquellos que nacen como vampiro se les denomina vampiros de casta, a diferencia de los convertidos nuestra fuerza es mucho mas grande, se podría decir que la superamos 100 a 1, también nacemos con dones especiales los cuales nos hacen aun mas llamativos y respetables, al igual que mi padre, mi abuelo y el padre de este nací con varias habilidades, entre ellas la hipnosis y telequinesis.

Nuestro Clan, los Canaveris representa la cima de la pirámide en nuestro mundo ya que siempre se han dedicado a mantener la paz y la unidad en nuestras especies, permitiéndoles a los vampiros de casta y convertidos convivir en armonía.

A la edad de 50 años quede huérfano, mis padres fueron asesinados por un grupo de rebeldes los cuales querían sembrar el caos, pero...antes de eso podría decirse que ya era huérfano, nací de una relación forzada, mi padre no amaba a mi madre, su matrimonio había sido planeado, como uno de los lideres mi padre debía ser un ejemplo, debía formar una familia junto a una señorita de gran estatus, fue así como Jean Pierre Canaveris se unió en matrimonio con Juliette D'Lacroi.

Un matrimonio forjado por las apariencias y que se alimentaba del enojo y el descontento de sus integrantes. Dos años después de aquella unión yo llegue al mundo, los detalles de mi nacimiento no los puedo decir pero si recuerdo con claridad los que experimente a medida que empezaba a tener conciencia.

- ¡Es tu hijo!

- ¡Es tuyo también!

- ¡Debes cuidar de el!

- ¡No quiero y no me puedes obligar!

- ¡Juliette!

- ¡Has lo que quieras con el! Lánzalo a un pozo si es lo que deseas, yo ni siquiera deseaba tenerlo, todo por mantener el maldito nombre de la familia tuve que parirlo.

- ¡Maldita mujer despiadada!.- Propino una cachetada.- Que mala suerte tuvo mi hijo al tener una madre como tu.

- Tu tampoco eres buen padre querido.- Sonrió.- Lo ignoras y lo evitas ¿Por que será? ¿Te recuerda a que tienes que estar atado a mi?

- ¡Cierra la boca! Lárgate sino eres feliz.

- ¡Lo haría! Sino fuera porque tu familia me arrastraría de nuevo hasta aquí ¡Esta es una maldita condena!

Estas discusiones eran habituales, escuchar a mis padres gritarse, a mi madre repudiarme y a mi padre agredirla verbalmente para mi ya era una costumbre, a ningunos les importaba que un pequeño niño los escuchaba, escuchaba cada palabra y las guardaba.

Aunque mi padre hacia lo que podía para cuidar de mi su tiempo y su estatus como jefe de Clan no le daban mucho tiempo libre, así que yo pasaba mis días en aquella mansión, solo, caminando los largos pasillos, siendo atendido por los sirvientes los cuales me mostraban una sonrisa y me daban un buen trato solo por temor a mi padre, eran hipócritas, pues una vez que daba la espalda los escuchaba platicar e incluso burlarse de mi, desde ese momento empecé a sentir cierto tipo de desprecio hacia los de mi especie, me parecían hipócritas e insensibles ¿Cómo podían burlarse de un pequeño niño solitario?

Con el tiempo las riñas de mis padres cesaron, su hostilidad se había apagado, parecía que la convivencia empezaba a resultar, ahora se sonreían casualmente, tomaban sus manos, se dedicaban miradas, mi madre empezaba a cambiar, se esforzaba para ser una buena madre, pero ya era muy tarde, yo era un joven de 15 años lleno de resentimiento y dolor, ya no me interesaba el afecto y el cariño, no me interesaban los sentimientos, para mi estas eran cosas inservibles en la vida, fue así como me convertí en un hombre frio.

In My Veins (Finalizada) Where stories live. Discover now