Dulzura.

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El auto se desplazaba a toda prisa por la calle principal, detrás del volante una mujer la cual cargaba un aura oscura, Rina descendía del coche a toda prisa y se dirigía al ya cerrado restaurant, había recibido una llamada la cual la lleno no solo de sorpresa sino de extrañeza, detuvo sus pasos al ver frente a sus ojos a un Elai desaliñado, ebrio y con un aura de melancolía.

- Amor mío.- Se sentó a su lado.- ¿Qué sucede cariño?

- Déjame solo Rina.- Tomo de su copa.

- No te voy a dejar en ese estado.- Acaricio su mejilla.

- No quiero hablar con nadie, quiero estar solo.

- Es muy claro que no te encuentras bien.- Acuno su rostro entre sus manos.- Tu expresión me lo dice, estas en dolor, solo déjame compartir esa carga ¿De acuerdo?

- Que ironía de la vida.- Elai sonrió.- Tu...a quien siempre maltrate, desprecie y lastime, eres quien ahora esta a mi lado preocupada por mi, queriendo consolarme.

- No pienses en el pasado.- Sonrió.- Además...soy tu esposa, siempre compartiré tus cargas.

- Resulta que al final...- Sonrió y sus ojos se volvieron acuosos.- Mis manos quedaran igual de vacías que al inicio.- Cerro sus ojos y suspiro.

- No es así...- Acerco sus labios a los parpados de Elai y los beso.- Tus manos no están vacías.- Tomo las manos de Elai.- ¿Puedes verlo?

- Se que he sido el peor esposo del mundo.- Una lagrima rodo por su mejilla.- Pero por favor, dame una oportunidad de enmendar lo que hice, prometo arreglarlo solo...- Su voz se quebró.- No me dejes solo, tu mas que nadie sabes que a lo que mas le temo es a eso...la soledad.

- Te lo juro...- Lo abrazo.- Te juro que nunca te dejare solo esposo mío.- Sonrió.- No tienes que pedirme ninguna oportunidad pues sabes que al final siempre correré a tu lado.

- Lo siento Rina...- Elai rompió en llanto.- Lo siento tanto.

Solo pocas personas habían visto a Elai Canaveris llorar, de hecho se podían contar con solo dos dedos, uno era Xiao Zhan, quien se había convertido en su mas grande confidente y la otra estaba justo delante de el, sosteniéndolo en sus brazos como un niño pequeño, su esposa, la compañera eterna que la vida le había otorgado.

- ¿Puedo pasar?.- Fan se quedó de pie en la entrada.

- Por supuesto.- Zhan sonrió.

- Papá, me gustaría hablar contigo.

- Ya puedo adivinar lo que me estas por decir.- Golpeó con suavidad la cama invitándolo.

- Papá...- Camino a toda prisa hacia Zhan.- Lo siento, en verdad lo siento tanto, yo...yo no soy un hijo desleal, te juro que trate...en verdad trate de no dejarme llevar pero Saeed...

- ¿Por qué te estas disculpando?.- Acarició su pelo.- Quién debería de pedir perdón soy yo, fui un padre cruel, no pude ver lo que en verdad sentías, en vez de evitarte dolor solo te lo provoque.- Tomó su mano.- Te juro que si hubiera sabido que Saeed te gustaba yo no hubiera permitido que nada sucediera.

- No papá.- Fan negó.- Nunca, pero nunca te veas a ti mismo como un mal padre porque eso no es cierto.- Sonrió.- Yo fui el tonto que se quedó callado y actuó de manera estúpida.

- Mi niño.- Zhan sonrió y beso su frente.- Eres mi buen niño.

- Papá...- Se mordió el labio.- Respecto al bebé...

- No hay nada que decir.- Zhan sonrió.- Es obvio que estoy feliz, perdona mi actuación de antes pero debes entenderme, para mi ustedes son mis tesoros, se que actúe de manera frenética pero no te imaginas lo feliz que me hace saber que Saeed es quien se quedará a tu lado, quizás el no te lo diga pero se que de todos es quien mas feliz esta ¿Sabes por que?.- Fan negó y Zhan sonrió.- Porqué esta obteniendo lo que siempre ha anhelado, una familia.

In My Veins (Finalizada) Where stories live. Discover now