Minhyuk y Kihyun llegan a ese pueblo remoto en la isla Jeju con el objetivo de encontrar al primer amor de su abuelo Lee.
Lo que no esperaban de ese improvisado viaje es desterrar una historia desconocida para su familia, y, además, adentrarse en l...
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Años después...
Son Hyunwoo dio un profundo suspiro mientras el espejo le regresaba el reflejo de un hombre en sus cuarenta y tantos, con la piel curtida por sus jornadas en el campo, los rasgos de antaño adquiriendo un matiz más maduro y esos ojos castaños juguetones, que transmitían mucho más energía que el resto del rostro, por lo regular estoico y sereno, del hombre de tez aceitunada.
Minutos atrás ya se había rasurado la barba y estaba por empezar a pasar el peine por sobre su cabeza.
Mientras se aplicaba gel, vio que sus cabellos ya pintaban algunas canas que salpicaban por allí y por allá su melena azabache. Hacía poco que le habían empezado a salir.
Las mentadas canas. Aquellas enemigas que Kihyun se encargaba de combatir tiñéndose de negro, o rubio, cada mes y de las cuales se quejaba con ahínco. No faltaba el día en que despotricara por ello por las mañanas al verse en el espejo de su tocador mientras se peinaba su sedoso cabello.
Hyunwoo resopló y se quitó una que encontró cerca de la sien. La giró entre sus dedos y se quedó un rato ensimismado mirándola.
Quizás sería bueno aceptar la sugerencia de su pareja y empezar a pintarse el cabello de negro.
O tal vez no.
Sentía que podrían darle mayor personalidad y debía aceptar los cambios naturales de su cuerpo, aunque estos no se habían manifestado tan abruptamente como hubiera esperado.
No había dejado de hacer ejercicio. Se mantenía en forma por el trabajo diario y al salir a correr por las mañanas. Su apetito seguía siendo el mismo, aunque quizás el único cambio notorio fuera que usaba con más regularidad sus lentes cuando estaba en la casa.
Ahora gustaba de resolver crucigramas del periódico o revistas, y se había convertido en el líder de la organización de agricultores de la zona. Por su parte, Kihyun seguía con el estudio fotográfico y, aparte, había decidido ser parte de una revista que le permitía crecer como fotógrafo y no tenía presiones internas por parte del director. Le permitieron trabajar desde su hogar y formar parte de los proyectos creativos.
