Minhyuk y Kihyun llegan a ese pueblo remoto en la isla Jeju con el objetivo de encontrar al primer amor de su abuelo Lee.
Lo que no esperaban de ese improvisado viaje es desterrar una historia desconocida para su familia, y, además, adentrarse en l...
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A medida que iban pasando los días, a través de su trato cotidiano, Wonho fue conociendo más la personalidad y forma de vida de Hyungwon.
Era muy intrigante, la persona más inusual que haya conocido.
Nunca antes había conocido a alguien que tuviera esa fijación por los insectos. Los veía con una fascinación sorprendente. No pasaba por alto la delicadeza con la que agarraba a los escarabajos para estudiarlos con la lupa, la forma en que agarraba el lápiz para hacer bosquejos de las mariposas, y las catalinas que encontraba a su paso, y cómo podía hacer una cátedra en unos minutos sobre la importancia de las abejas para la supervivencia humana, o el lugar crucial de los insectos en las cadenas tróficas.
Mientras que a Wonho le daba pavor tan sólo ver un escarabajo cerca, Hyungwon, con semblante tranquilo, lo podía tomar con su mano y observarlo detenidamente, o fotografiarlo.
Podía pasarse enumerando aquellos detalles que hacían a Hyungwon la persona más simple y a la vez más cautivadora que hubiera conocido.
Le ponía tan poca atención a su apariencia que igual le valía ponerse lo primero que encontraba limpio en su armario, desde una playera deslavada hasta unos pantalones remendados, pero de alguna forma extraña, funcionaba. Cualquier cosa le quedaba bien y hacía resaltar sus atributos.
A veces llegaba temprano a su casa para empezar a trabajar, y le tocaba ver a Hyungwon recién levantado, con su pijama puesta y su melena toda desordenada, ojos somnolientos y un humor de perros que de alguna forma rara... le parecía encantador.
Todo él le hacía cosas a su sistema que no debería sentir. Le hacía plantearse cosas que no debería pensar.
Aparte de eso, también se dio cuenta de que era muy solitario. Si no estaba con su familia o Wonho, se la pasaba la mayor parte solo y no lo había visto interactuar con chicos de su edad. Parecía llevarse más con los adultos.
Por lo regular andaban juntos, ya sea porque Wonho se le pegaba como una lapa a una roca, o porque el Sr. Jaesuk los ponía a trabajar en las mismas actividades, los mandaba en ocasiones a las tiendas a repartir o revisar si se necesitaba abastecerse de sus productos.
