Capítulo 15

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—Max, espero que este año seas más cuidadoso —pidió mi mamá desde el asiento del copiloto. De reojo vi su mirada en el espejo de la visera donde estaba sentada. Levantó sus cejas, esperando que respondiera—. No quiero alterar a mis hermanas. 

Rodé los ojos al escuchar eso, y aunque no lo veía, estaba cien por ciento seguro que mi papá también lo había hecho. La relación que ambos teníamos con la familia de mi mamá era... extraña. Juraba que no era nuestra culpa. Sus hermanas mayores eran demasiado exigentes sobre los modales, cosa que nunca entendí muy bien por qué lo hacían. Papá y yo hacíamos lo posible para no molestar, pero a veces era imposible.

Los últimos cuatro años tuvimos la tradición de juntarnos en estos días, ya que mamá pensaba que no nos veíamos el tiempo suficiente al año y prefería que fuera de esa manera. Sin embargo, no podía contradecirla y papá tampoco. Pero este año lo sentía algo diferente. Aunque normalmente prefería visitar la familia casi fantasma de papá, este año no me molestaba ir con este lado de la familia. Después de lo pesadas que habían sido las semanas pasadas, cambiar de aire no sonaba tan mala idea.

—Está bien. Lo seré —respondí, devolviendo una mirada a su reflejo y unas ligeras arrugas aparecieron alrededor de sus ojos. Cerré los ojos y solté un pequeño suspiro. Iba a dejar todo lo que sucedió en el pasado, en casa. Pensaba llegar con mi mejor cara a esa casa, intentar responder de la mejor manera a mi familia. Pensaba aprovechar este viaje para cambiar mi imagen de las hermanas de mamá y llegar a conocerlas mejor. Iba a terminar este año con una personalidad nueva y empezar el siguiente con una mejor versión de mí.

El viaje era largo, como 8 horas de camino. Ese día habíamos partido en la mañana del 23 de diciembre para llegar cuando todavía hubiese luz del sol. La casa de mi tía se encontraba en el estado de Montana, a las afueras de la ciudad de Helena. En realidad era un lugar muy bonito para vivir, en invierno las casas se pintaban de blanco.

Papá por fin se estacionó frente al camino de concreto de la casa. A esa hora, el césped aun no estaba cubierto de nieve, por lo que su color relucía con fuerza. Era el césped perfecto, como decía mamá. Entendía un poco porque lo decía. Los tres salimos, mamá llevando una mochila en el hombro, papá y yo con el resto de las maletas. Yo me adelanté y alcancé a tocar el timbre.

Mi mamá gritó el nombre de su hermana cuando abrieron la puerta. Mi tía Krista era una mujer baja, incluso creo que yo la superaba en altura. Ahora mismo estaba peinada con un cabello esponjado con rulos que llegaban a las orejas y un maquillaje en la cara que la hacía ver algo cómica. Tenía un labial rojo muy intenso, lo que le hacía los labios muy carnosos. Evité hacer un gesto al verla, hoy todo iba a salir bien.

—¡Sal de ahí! ¿Por qué crees que pusimos el camino? —Mamá había corrido a abrazar a su hermana, apartándome al llegar a la puerta. Por accidente, pisé el césped, cosa que no fue de su agrado. Intenté no ser grosero y solo me disculpé por eso. Iba a ser respetuoso con mi familia.

Una vez dentro del recibidor, nos apresuraron a cerrar las puertas para que la casa no se enfriara. Debo admitir que la luz en ese lugar, incluyendo los muebles que había, hacía que se sintiera muy acogedor. Hasta que noté la cantidad excesiva de arreglos navideños.

—Estoy viendo tres nuevos —mi papá susurró cerca de mi oído para que nadie escuchara. Me sorprendía que pudiera encontrar algo nuevo a pesar del tiempo que había pasado en que estuvimos ahí. Vi como señaló hacia uno en una repisa en la pared: un santa que bailaba cada que alguien pasaba, y como estábamos detenidos en el recibidor parecía que en cualquier momento iba a desbaratarse.

Krista nos pidió que dejáramos las cosas ahí para no perder tiempo en llevarlas a los cuartos. Nos dirigió hacia la derecha, a la sala de estar. Jack Warden, el hermano menor de mamá, y su esposa Mary se levantaron para saludarnos. Jack era el más alto de los que estábamos ahí. Al igual que mamá, tenía el cabello pelirrojo con una barba que si la dejaba crecer podría decir que vendría de otra época como un vikingo.

La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)Where stories live. Discover now