Capítulo 5

223 21 23
                                    


―Esto es malo. Esto es realmente muy, muy malo.

― ¡¿Ahora me crees?! —La extraña mujer estaba lanzando pequeñas piedras de tierra contra el estante en el que ambos nos escondíamos, incluso unas de ellas se metían a través de los agujeros. Eso era como estar jugando paintball.

―¡Max, este no es el momento! ―pitium hacían las piedras que no llegaban a cruzar los agujeros. Pitium, pitium.

― ¡¿Pero me crees?! —¿Cómo no lo iba a hacer? Una persona nos estaba disparando con tierra en vez de robarse dinero. Pero al menos lo haría entender.

―¡Eres un completo idiota! ―dijo, dándome un zape—. No podemos salir por la puerta, las piedras nos matarían.

―¡Necesito saber que no crees que esté loco!―pitium, pitium, pitium. Vi que Jared me lanzaba una mirada de odio y al mismo tiempo tomaba una pala del estante. Pero la avalancha de piedras se detuvo. Oh, no. ¿Nos mataría? ¿Vendría por nosotros directamente? ¿O acaso se fue? Esta podría ser nuestra oportunidad de irnos...

—Max, ¿qué rayos haces? —gritó Jared en un susurro. Intentó detenerme tomándome de la pierna pero yo lo aparté. Caminé poco a poco hasta la orilla del estante, y desde ahí pude ver el interior del invernadero. Una verdadera bomba se estaba creando ahí.

Tomé a Jared de la manga y lo arrastré hacia afuera del local al instante que otra enorme esfera de tierra arrasaba con el estante en donde antes habíamos estado. Éste salió volando, junto con el otro, a través de la ventana y terminó todo doblado y aplastado a mitad de la calle. Del otro lado de la ventana estaba la chica con el enorme cabello pelirrojo. Era ella. ¿Pero cómo podía lanzar las piedras? ¿Las lanzaba con sus manos? ¿O eran sus poderes?  Ella había estado en mi sueño con los demás que también tienen poderes.

Iba a empezar a correr cuando vi que mi amigo hizo su brazo hacia atrás y lanzó la pala que tenía. Desde adentro pude oír un gemido de dolor y entendí que le había dado en el blanco. Luego él me estiró del brazo y ambos nos pusimos a correr. Logramos llegar hasta la esquina por la que veníamos.

—¡Espera! —gritó Jared y se detuvo—. No podemos ir a nuestras casas.

—¿Qué rayos te pasa? ¡La mujer loca nos va a matar! —Empecé a correr de nuevo cuando sentí que Jared me tomaba del brazo y me daba media vuelta. Intentó decirme algo pero no le puse atención: esa mujer estaba en la esquina, preparando una enorme bomba de tierra para matarnos. Por suerte, los dos estábamos a un lado de un callejón, así que empujé a mi amigo para que cayera dentro. Yo también me moví, pero un impacto en mi mochila hizo que diera una vuelta en el aire y cayera al suelo de golpe. Todo el callejón se llenó de polvo: la bomba se había estrellado contra mi mochila y parte de la esquina del callejón.

Jared y yo escuchamos a alguien correr, y ambos supimos que era esa mujer. Yo intenté ponerme de pie, pero la silueta de Jared me empujó al suelo y caí entre un montón de bolsas de basuras; creo que incluso pude sentir una rata caminar por mi brazo. Jared hizo un “shhh” y su silueta desapareció por completo entre el polvo. ¿Qué rayos…?

Justo en el momento en que Jared desapareció, apareció la silueta de la mujer en la entrada del callejón. El polvo ya se estaba disipando, podía distinguir el color de su cabello y su piel. Me quedé inmóvil entre la basura, aguantando el aire dentro de mis pulmones porque, además de que me podía encontrar si hacía cualquier ruido, el lugar apestaba horrible.

Lamentablemente no estaba tan bien escondido ya que una de las bolsas estaba encima de mi brazo, dejando un pequeño agujero por el que se podía ver una parte de mi cara y el polvo ya se había disipado por completo. Moví un poco la bolsa para que esta me tapara, pero ésta cayó muy rápido, haciendo ruido. Pude oír a la mujer acercarse al montón de bolsas, incluso pude sentir cómo tomaba una de ellas y hacía ademán de levantarla, pero entonces una rata corrió por mi espalda y salió del montón, dejándome un poco asqueado pero al mismo tiempo aliviado.

La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)Where stories live. Discover now