Capítulo 1

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«Vamos, entrégalo» pensé para mis adentros. Me encontraba en mi salón; treinta asientos, aunque cinco de ellos estaban vacíos, porque claro, era la primera semana de clases, ¿qué tan importante debía ser?  Pues lo era, al menos si querías acabar la escuela tan pronto como pudieras. En mi mesa estaba el examen que nos habían colocado. Ya lo había terminado, pero aun así, no tenía la intención de irme de ahí tan pronto.

Ésta es mi historia. Ya no soy más aquél chico que se la pasa en su casa escuchando música, viendo televisión en su sala o fastidiando a su amigo. No, aquél chico había desaparecido de la tierra. Ahora sólo había un adolescente confundido, intentando encontrar sentido a su vida y no morir en el intento. Pero, si quieren saber cómo llegué a serlo, tendrán que conocer mi historia desde el comienzo. Sólo les advierto que solo unos cuántos son capaces de leer esta historia; si no es así, leerás una aburrida tésis sobre la materia según los griegos y los cuatro elementos que la componen.

Todo comenzó un viernes. Era el primer viernes desde que habían comenzado las clases, así que todos estaban emocionados, porque claro, ahora todos irían a alguna fiesta o empezarían tomar o fumar hasta que sus pulmones se convirtieran en pasas. Pero lo habían olvidado. El primer viernes, a última hora, siempre ponían un examen para saber qué tanto sabías del año pasado. No importaba la clase que tuvieses, todos presentaban el mismo examen que constaba de cincuenta preguntas, todas de distintos temas.

Yo ya lo había contestado todo, pero aún no lo iba a entregar, porque, como siempre, los primeros en entregarlos son casi siempre los inteligentes. Y, aunque yo lo fuese, no quería que nadie supiera eso. Era un poco extraño y estúpido, pero si eras bueno en clase existían ciertas reglas; entre ellas no anunciar al resto del mundo que eras un nerd. Ya había ocurrido uno que otro suceso respecto a la gente que se burlaba de ellos. Una vez, un chico tuvo que dar al hospital porque supuestamente había tropezado en las escaleras, aunque todos vimos lo que en realidad sucedió. No entendía por qué hacían eso; hacerlo no significaba que eran mejores, aunque igual podían serlo, ¿quién sabe? Tal vez son buenos en algo que la escuela no toma en cuenta. Sin embargo en este mundo lo que importaba más eran las notas. Podías ser muy idiota en alguna cosa, pero si tenías buenas notas, básicamente podías ganarte el mundo.

Después de unos minutos de haber terminado, dos chicos se levantaron y entregaron su examen. Sin darle importancia a las miradas de asombro y de aquellas en las que el depredador reconoce a su presa, los chicos salieron del salón. Otros minutos después, dos chicos más hicieron lo mismo y las miradas volvieron a ser las mismas. Al cabo de unos minutos, más chicos se levantaron, dejaron su examen y salieron del salón. Era una regla entre los buenos, esperarse a que alguien más termine. Yo hice lo mismo, y al levantarme de mi asiento, descubrí con el rabillo del ojo a otro chico se levantaba de su asiento y dejaba su examen.

Era Jared, mi mejor (y único) amigo.

Jared tenía mi edad aunque era mayor que él por unos meses. Al  igual que yo, también suele aplicar la regla, a pesar de llevarse un poco mejor con los demás. Él era alto, como un metro ochenta. Él se veía más musculoso que yo y eso me sorprendía ya que nunca lo había visto haciendo ejercicio y tampoco lo mencionaba. Sus ojos eran de un café, como si tuviese tierra en los ojos mientras que los míos eran de un gris. Su cabello era oscuro, lacio y en ese momento lo llevaba corto. Los dos éramos mejores amigos, casi como si fuéramos hermanos, incluso mis padres lo consideraban así. Hemos sido amigos desde niños, desde hace casi seis años y recordaba el día que lo conocí como si hubiera sucedido hace unos cuántos días. Pero ésa es otra historia.

Después de salir del salón seguido por Jared, me dirigí a mi casillero. «Seis a la izquierda, cuatro a la derecha. Siete a la derecha, da media vuelta y ve a la materia» pensé, había inventado ésa "canción" al empezar las clases, para no olvidarme de la combinación. Al abrir el casillero azul, busqué entre todas las libretas y libros hasta encontrar lo que buscaba: la libreta de Química. Me dispuse a cerrar el casillero pero alguien me detuvo.

La Espada de Oro (Elegidos #1) (EDITADA)Where stories live. Discover now