.•Uno•.

4.7K 402 35
                                    







Literatura era una de las muchas materias que Felix detestaba con su vida, era aburrida y lenta como si de una historia trágica se tratara. Y por esa razón disfrutaba mucho más de comer bocadillos deliciosos que prestarle atención a la clase de la profesora Rose.

El omega caminaba lo más rápido que sus piernitas rechonchas le permitían; estaba apunto de perderse el primer examen del semestre, y no estaba dispuesto a reprobar esa asignatura.

Sus pasos eran rápidos y sin cuidado, para este punto realmente no le importaba si empujaba a alguna persona, solo importaba llegar a su aburrida clase.

Tenía tanta prisa que no se fijó que había alguien delante suyo. Su cabeza se estrelló contra el pecho de esa persona y la fuerza del golpe hizo que el omega cayera de espaldas, provocando que su camiseta se alzara y dejara a la vista su pancita y sus rollitos de grasa.

-Fíjate por donde caminas, ballena.- la cara del alfa con el que se estrelló tenía una mueca de asco y desagrado plantada en el rostro, mientras que sus amigos reían por su reciente caída.

Todos esos tipos que se estaban riendo de él, eran los miembros del equipo de basquetbol, solían molestarlo por ser gordito y muy llorón. ¿Pero como no iba a llorar si se burlaban de su cuerpo y pellizcaban su pancita?... exacto, no podía evitarlo.

Estaba por recoger sus libros cuando de pronto el mismo alfa pateó su lapicera haciendo que golpeara los pies de alguien que caminaba en esa dirección.

-¿Cuantas veces les tengo que decir que no le hagan daño? Ya déjalo en paz Mark .- el alfa se agachó y recogió las pertenencias de Felix para después entregárselas.

Le extendió las manos al menor y con un poco de esfuerzo lo levantó del frío piso. Lo miró de pies a cabeza solo para notar que su pancita estaba a la vista. Tomó la linda camiseta del menor y la acomodó cubriendo su estómago en el proceso.

-Lo siento, Chang.- dijo Mark mientras se rascaba la nuca apenado.

Changbin lo ignoró y volteó a mirar al omega que estaba enfrente suyo.

-¿Estás bien?- preguntó el alfa con una mirada seria y desinteresada, o eso quería aparentar.

- Si, gra-cias, Changbin hyung.- Felix hizo una reverencia y se retiró casi corriendo del pasillo.

Mientras caminaba hasta su aula se puso a pensar un poco en el alfa de hace unos momentos. Él era Seo Changbin, estudiante de último año de preparatoria, alumno prodigio, capitán del equipo de basquetbol y en muchas de las ocasiones... su salvador.

Le parecía un poco raro pensar que siempre que necesitaba ayuda él estaba ahí para ayudarlo y reprender a los otros miembros de su equipo. O a quiénes lo molestaran.

Hubiera seguido pensando en lo extraño que era ese hyung pero, la campana sonó haciéndole recordar que tenía clase de literatura.

Apresuró sus pasos y finalmente entró al aula, solo para ser mirado como bicho raro por la profesora.

-Pensé que ya no asistiría a su examen, joven Felix. -La docente lo miró con una ceja alzada mientras que con sus uñas golpeaba la madera debajo de sus manos.

-Lo siento, es que tropecé e-en el pasillo y mis cosas...

Se escuchó un golpeteo en la puerta para después dejar a la vista al capitán del equipo de basquet.

-Perdón por interrumpir la clase, profesora, pero vengo a devolverle su desayuno a Lee Felix.- dijo el alfa con ese gesto que siempre lograba intimidar al pequeño y rechoncho omega.

-Puedes pasar.- la profesora dijo y de inmediato el alfa abrió por completo la puerta y caminó en dirección a Felix.

-No lo dejes caer la próxima vez, o te quedarás sin desayunar. - Changbin le entregó su recipiente y no desaprovechó la oportunidad de rozar su mano con la de él omega.

Se quedó parado frente al más pequeño por unos segundos para después relajar su expresión y darle un intento de sonrisa, que pareció ser más una mueca que otra cosa, ¡pero es que los nervios se lo estaban comiendo!. Por Dios, estaba frente a la persona que le gustaba desde noveno grado.

Felix miró el recipiente con su delicioso pastel de fresa y en ese mismo instante le brillaron los ojos como si se acabara de ganar la lotería.

-Muchas gracias, Changbin hyung.- dijo animadamente el omega.

Tomó rápidamente su desayuno y le regaló una sonrisa a Changbin. Esa era probablemente la primera sonrisa sincera que le regalaba Felix al alfa, y no había rastro de miedo o incomodidad en su rostro.

Eso sin duda derritió el corazón de Changbin, y lo hizo sonreír de igual manera.

No pudo resistirse a los pedidos de su lobo para acariciar la linda cabellera del chico gordito frente a él, y terminó frotando los cabellos del contrario para después marcharse.








=^=^=^=^=^=^=^=^=^=^=^=^=^=

➿My fluffy omega➿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora