.•Dos•.

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Changbin estaba enamorado del pequeño y gordito Felix desde noveno grado. Y todo comenzó cuando el omega por accidente se comió su porción de pastel de chocolate.

En realidad él lo robó, pero está bien, porque a Binn no le gustaba el pastel.

Eso sucedió en una fiesta que hizo la escuela secundaria a la que asistían para recaudar fondos.

Recuerda bien haber visto a Felix muy incómodo y nervioso por las miradas que le daban las demás personas, tal vez por ser un omega gordito y por no encajar en los estándares de belleza. Así que comenzó a comer mucho pastel para poder calmar sus nervios.

Y tan distraído estaba, que no se dio cuenta cuando tomó el plato con pastel de chocolate de las manos de Changbin. Felix siguió comiendo muy despreocupadamente hasta que notó una mirada un tanto fría sobre él, y de inmediato se dió cuenta de que se había estado comiendo el pastel de otra persona.

Intentó remediarlo, pero cuando miró en dirección a la mesa de postres, se dio cuenta de que ya no había más pastel, así que sus ojitos optaron por llenarse de lágrimas hasta escurrirse por sus mejillas llenas de crema pastelera.

Changbin se sorprendió mucho al verlo llorar por haberse comido su postre, realmente a él no le agradaba mucho el pastel, así que tenía pensado dárselo a uno de sus amigos. Pero ese chico le había ahorrado el trabajo.

Tenía planeado irse con sus amigos y dejarlo llorar solo por algo sin sentido que el mismo había provocado. Pero cuando lo miró a los ojos sintió que su lobo rasguñaba su interior para consolar a ese niño cachetón y de pancita prominente.

Algo en su interior se ablandó, y caminó en dirección al pequeño omega que aún se encontraba llorando por haberse comido su pastel.

Changbin llegó frente a Felix y lo miró seriamente. Levantó una de sus manos y limpió sus lágrimas combinadas con la crema del pastel, sorprendiendo al omega rellenito frente a él.

-Perdón por lo de tu pastel.- dijo para después pasar una de sus manitas gorditas por sus ojos, y así limpiar el residuo de lágrimas en su carita.

-Está bien. No me gusta el pastel.- el alfa estaba tratando de controlarse con todas sus fuerzas, pues extrañamente tenía un fuerte deseo por abrazar al omega chonchito que se encontraba ahí parado.

-Eres muy extraño, hyung, a todos les gusta el pastel... en especial a mí.- habló y sus mejillas se tiñieron de rojo.

-Puedo deducir que te gusta comer.- Changbin inclinó la cabeza y miró en dirección a su barriga.

Felix formó un puchero con su linda boquita y colocó una de sus manitas en su estómago

-No soy tan gordito.

El alfa de verdad que se estaba conteniendo para no sonreír y largarse a apretar las prominentes mejillas del lindo chico con crema pastelera embarrada en la cara.

-Solo eres... adorable.- dijo con un potente sonrojo apoderándose de su rostro. Peinó su flequillo hacia atrás y miró en dirección al techo para disimular.

-Uh gra-gracias, hyung.- habló y el rojo en sus mejillas se intensificó, haciéndolo lucir como un tomate muy redondito.

-E-Es hora de que me vaya. Intenta no volver a comer los pasteles de otros o te golpearán.- el mayor tomó sus pertenencias y prosiguió a caminar en dirección a las puertas del gimnasio.

Después de ese suceso, Changbin no había podido sacarse de la cabeza al omega que había robado su porción de pastel, así que movió cielo, mar y tierra para poder saber su nombre.

Bueno, en realidad solo tuvo que preguntarle a los alumnos de primer año, y de esa manera fue como obtuvo su nombre y el número de su aula.

No quería verse como un acosador así que no lo seguía a todas partes y tampoco le hablaba. Sonaba extraño pero, en ese entonces no se sentía preparado para hablarle a ese lindo chico.

Así que dejó que el tiempo avanzara, pero sin darse cuenta había dejado que pasara demasiado tiempo. Tanto, que se graduó de la secundaria e ingresó a la preparatoria.

Pensó que iba a ser la última vez que vería a Felix, y estaba realmente triste por eso.
Pero un maravilloso día de inscripciones, notó que un tal •Lee Felix• estaba en la lista de los de nuevo ingreso, y en ese momento su corazón comenzó a latir con mucha fuerza.

Pero todavía tenía que esperar al primer día de clases, para verificar que si fuera Felix, el Felix del qué había estado enamorado durante los últimos tres años.

Recuerda haber esperado a que el fin de semana pasara rápidamente, y cuando finalmente llegó el día, no pudo ocultar su emoción al confirmar que Felix estaba estudiando en la misma preparatoria que él.

Al principio le preocupaba que el bonito omega hubiera cambiado físicamente, lo amaría igual, pero esos cachetitos tan apretujables le robaban suspiros. Aunque ese peso calló de sus hombros al notar que Felix seguía igual de adorable que hace tres años. Todo seguía en su lugar, solo que había crecido unos cuantos centímetros... Nada de que preocuparse.

Los días pasaron y se enteró de que unos malditos estaban molestando a Felix por ser gordito, estaba seguro de que golpearía a los que le estuvieran haciendo eso al lindo omega.

Y se sorprendió mucho cuando se enteró de que eran los miembros de su equipo de basquetbol los que estaban molestando a Felix. Intentó hablar con ellos, pero todos insistían en saber sus razones para que dejaran de molestar al omega.

Al principio él no quiso decir nada porque tenía un poco de miedo de que los soplones de sus compañeros le dijeran el como se sentía, pero todo eso se fue a la mierda cuando logró mirar que Minho tocaba deliberadamente el gordito cuerpo de Felix.

No le importó que fuera parte de su equipo, en esos momentos solo le importaba que ese imbécil estaba haciendo sentir incómodo a Felix, así que tan pronto como llegó al lugar donde se encontraba Minho y Felix, le plantó un puñetazo al alfa en la cara.

Y de esa manera fue que todos los miembros de su equipo se enteraron de que su capitán gustaba del  pequeño y cachetón omega de primer año.

Changbin pedía constantemente que dejaran de molestar al omega que le gustaba, pero la excusa de sus compañeros siempre era: "Vamos Bin, es como si nos pidieras que dejáramos de jugar con nuestro juguete favorito. Además, nosotros lo molestamos, y tú lo rescatas."

Bin sabía que lo decían de broma, pero también sabía que no se detendrían con sus burlas. Así que decidió que se mantendría cerca para ayudar a Felix siempre que lo necesitara.

Siempre estaba dispuesto a ayudar a Felix, y cuando se veía desanimado, optaba por ponerle dulces o su pastel favorito en su casillero.

Se supone que eso sería anónimamente pero, el chico gordito ya lo había visto metiendo sus bocadillos favoritos en el casillero.

Estaba preparado para hacer que ese omega fuera todo suyo. Y moría por abrazar su adorable y gordito cuerpo.








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➿My fluffy omega➿Where stories live. Discover now