CAPÍTULO 34:UN DÍA NORMAL

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12 de marzo de 2016.
Hospital Vista Alegre.
23:45 p.m.

Mirella.

Kevin saca de una bolsa de plástico un taper con una tortilla de patata, un cuchillo y dos tenedores. Sonrio un poco, la verdad es que la comida del hospital es un auténtico asco y apenas he comido hoy, más que un par de yogures. Me encuentro algo mejor que la noche anterior, y la compañía de mi mejor amigo está haciendo algo más amena mi estancia aquí, me meto un trozo de tortilla en la boca justo cuando la puerta de la habitación se abre y tras ella aparece Sergio. Empiezo a toser el trozo de tortilla se me ha ido por el lado que no era, Kevin y Sergio juntos en la misma habitación no puede acabar bien.

—Hola princesita, hola perro del estado.—sonríe arrogante.

—Anda mira el capullo que se cree que siempre se va a salir con la suya.—responde mi mejor amigo levantándose de la silla.

Les miro sin entender nada, ¿se conocen? Sergio se ríe con maldad.

—El día que no me salga con la mía haré que todos los perros como tu ardan.

—Pues me encargaré de llevarte conmigo entonces.—le desafía con la mirada.

—Vosotros estáis atados por leyes y vuestros principios.

Kevin gruñe.

—En cambio yo haría lo que fuera para no dejar que nadie le borre la sonrisa a nadie de mis seres queridos, aquí la diferencia entre tú y yo. Tú sacrificarías a la persona que amas por salvar el mundo y yo sacrificaría el mundo solo para proteger a la persona que amo.—hace una pausa—. Algún tendrás que elegir, Kevin.

Kevin se acerca a Sergio y se quedan cara a cara.

—Eso ya lo veremos, Sergio.

—¿Podéis dejar de mediros las pollas?—les miro.

—Callate princesita.—dice Sergio.

—Callate fierecilla.

Les miro ya algo molesta, ¿se puede saber de qué coño se conocen?

—¿Me podéis decir que coño está pasando?

Ambos me miran al escucharme molesta, Sergio mira a Kevin y luego vuelve a clavarme su mirada en la mía.

—Es una larga historia, que ninguno de los dos te vamos a contar.

—Es lo único en lo que coincidimos los dos.—añade mi mejor amigo.

—Sois unos gilipollas.—es lo único que digo antes de seguir comiendo.

Almudena entra con el pelo recogido, estoy segura de que venía a ver como estaba y se ha encontrado la situación.

—Solo se puede quedar uno.—declara al ver a Kevin y a Sergio medio discutiendo.

Miro a mi amiga y luego a Sergio y a Kevin con los que ahora mismo estoy realmente molesta.

—Me quedo yo.—dicen a la vez, mi amiga me mira y yo me encojo de hombros dandole vía libre a que sea ella quien elija.

—Quedate tu.—dice mirando a Sergio.

No hace falta que diga más, Kevin me mira esperando que le debata la elección a mi compañera y amiga pero simplemente me encojo de hombros. Su cara me hace saber que le ha sentado realmente mal que no intente que se quede él.

—Perro del estado, ya has oído a la rubia, lárgate de aquí.

Suspira antes de acercarse a mí para besar mi mejilla y coger sus cosas, minutos después estamos tan solo Sergio y yo en la habitación. Me estiro para coger el móvil, siento la mirada de Sergio sobre mi desaprobando lo que ambos sabemos que voy a hacer.

Corazón descalzo® [#1] (YA EN FISICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora