CAPÍTULO 40: UNA NOCHE DIFERENTE

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5 de abril de 2016

Complejos abandonado.

23:15 p.m.

Sergio.

No he tardado más de 2 horas en recopilar toda la información necesaria sobre Hugo, valoración psicológica tras su vuelta de la guerra, "Estrés post-traumático con episodios violentos durante el sueño" . Paso mis manos por mi cara, las piezas de ese rompecabezas que lleva en mi cabeza desde el corte del brazo de Mirella comienza a cobrar sentido: fue él. Trato de pensar con frialdad, la puerta se abre y me sorprende ver a Catalina con Dane, llevo sin verla por aquí desde que ocurrio todo lo de la pequeña Keira. Su rostro denota cansancio, tiene unas ojeras bastante marcadas y lejos de ir arreglada lleva unos vaqueros, un jersey y un moño mal hecho. Cuando cierran la puerta, tapo los informes de Hugo y sonrio un poco antes de acercarme a ella para abrazarla.

—Me alegra verte por aqui.—digo sincero.

—Quedarme metida en la cama no cambiará el hecho de que mi hija...—se queda en silencio y suspira—.Necesito mantenerme ocupada.

—Entiendo, pero no te fuerces demasiado Cata, aún está muy reciente y el dolor no se va con el trabajo.

Dane se sienta en silencio, no parece gustarle la idea de que su mujer vuelva al trabajo tan pronto. No ha pasado ni un mes desde que sucedió todo. Dane coge una carpeta de mi mesa y la ojea mientras que su mujer me asegura que solo estará ayudando a Mirella en lo que pueda, son buenas amigas y la presencia de la niñata le ayudará.

—¿Sigue Mirella en la enfermería?—pregunta mi amiga.

—Es Mirella, siempre está en la enfermería hasta tarde cielo.

No ha venido a despedirse como cada día así que intuyo que como dice Dane, está aún en la enfermería. Dane se levanta, le da la mano a Catalina y salen de mi despacho conmigo en dirección a la enfermería, como esperabamos Mirella esta sentada sobre la mesa hablando por telefono.

—Almudena, no me...

No termina de hablar cuando pone los ojos en blanco, se da cuenta de nuestra presencia y rápidamente despacha a la tal Almudena, se acerca a Cata y la abraza. Ambas se quedan así durante unos instantes y no puedo reprimir una pequeña sonrisa.

—Tenemos muchas que hablar, pero mañana, hoy es tarde.—le dice mi amiga.

—Me quedaré un rato más, mañana no trabajo en el hospital y puedo dormir por la mañana.

Dane se ríe.

—Hay cosas que nunca cambian.—le dice a su mujer.

—Es una adicta al trabajo, que esperas.

Mirella se ríe, me gusta verla asi pero me fuerzo a mantener una expresión fria, no puedo dejar de mirar su puto cuello cubierto por ese horrible jersey de cuello alto. Se da cuenta de que le estoy mirando y me sonríe, quien nos diría a cualquiera de los dos hace un año que nos llevaríamos bien.

—Mis amigos quieren ir a tomar unas copas y a mi no es algo que...

—¿Podemos ir?—pregunta Catalina sin dejarle terminar de hablar.

Nos mira y se ríe.

—Claro, no creo que a mis amigos les importe.—sonríe.

—Perfecto, voy a arreglarme un poco y nos vamos.

No deja a Mirella replicar, no parece que le apetezca mucho salir esta noche pero no quiere que Catalina esté mal. A Dane tampoco le debe apetecer mucho pero ver así a su mujer le ha sacado una sonrisa. Abandona la enfermería y nos mira.

Corazón descalzo® [#1] (YA EN FISICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora