vii. 𝓢𝓾𝓫𝓻𝓮𝓹𝓽𝓲𝓬𝓲𝓸 𝓪𝓷𝓰𝓮𝓵.

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CAPÍTULO SIETE
subrepticio ángel

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MARGOT se dirigió a Charlottetown cuando su madre anunció que quería darles de regalo un pastel de manzana a los Dubois como acto de bienvenida. Así que fue a la ciudad por manzanas y los ingredientes necesarios, su madre era muy amiga de Marilla también porque ambas tenían eso en común, el amor por la cocina, además se compartían sus recetas.

A paso rápido caminó hasta la tienda más cercana y le pidió una bolsa de manzanas rojas, esencia de vainilla, harina, entre otros. Había algunas tiendas que no disponían de dichos ingredientes, por ende debía recorrer la zona hasta hallarlos.

── ¡Señorita, señorita! ─ esta volteó al oír la voz de un pequeño y sonrió de oreja a oreja al notar que se trataba del niño que vió días antes en la audición para la obra ─ ¿Cómo está? Supongo que voy a verla en los ensayos la próxima semana, espero que pueda ayudarme un poco, no soy experto en cantar y bailar al mismo tiempo.

── Por supuesto que iré, y me encantaría ayudarte, será todo un placer. ¿Estás solo? ¿Y tu madre?

── Ella está en la tienda, estoy esperandola ─ dijo señalando la lavandería.─ Bueno, debo irme, pero la veré la próxima semana.

── Claro, hasta luego ─ le dirigió una última sonrisa para luego continuar su camino.

La castaña luego de tener todo lo necesario para que su madre hiciese dicho pastel, regresó a casa y terminó por ayudarla.

── No quiero que te obligues a ayudarme, ¿por qué no vas y saludas a los Cuthbert? ¿O haces otra cosa?─ insistió la mujer sacando el pastel del horno.

── Mamá, por ultima vez, yo me ofrecí a ayudarte, así que déjame hacerlo.

HUNTER acomodaba su alcoba frenéticamente medida que una melodía salía de su boca, no le agradaba limpiar en silencio absoluto, así que tarareaba melodías que solo él inventaba.

Acomodó sus prendas de ropa doblandolas de manera delicada. Colgó sus abrigos y sombreros, luego pasó a extender las sábanas y su cama finalizando la limpieza del día. Hunter no aguantaba el desorden, lo incomodaba, además lo ponía de mal humor. Pero ahora se sentía... distinto, desde la otra noche que acompañó a Magie a su casa se sentía diferente, como si una alegría inmensa inundaba su interior, y por alguna extraña razón, esperaba con ansias volver a verla.

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