xi. 𝒰𝓃𝑒 𝒹𝒶𝓉𝑒 𝒾𝒹𝑒𝒶𝓁𝑒

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CAPÍTULO ONCE
une date idèale

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FRENTE AL ESTABLO de los D'angelo, Magie le daba de comer a las palomas que rodeaban un trozo de pan viejo. Su atención se fijó en la entrada de su casa cuando un carruaje se estacionó allí, rapidamente se puso de pie y se acercó para atender.

[suena "Soldier, poet, king" - The oh hellos]

── Hunt, ¿que haces aquí? Creí que nos veríamos a la una en Charlottetown. ─ frunció el ceño al ver que este bajó de dicho carruaje.

── Lo sé, pero me pareció más especial recogerte, digo, si no te molesta.

Bueno, ya estás aquí. Pensó luego de soltar una risita nerviosa ante el castaño.

── No hay cuidado, solo iré por mi bolso y regreso ─ esta ya estaba preparada hace algunos minutos, se adentró a su morada y tomó su pequeño bolso que posaba sobre la mesa para luego salir rapidamente hasta donde estaba el castaño.─ De acuerdo, ya podemos irnos.

── Permiteme ─ pidió dandole su mano para que se le facilitara subir al carruaje, gesto que ella ignoró subiendo por su propia cuenta. ─ O puedes hacerlo tú misma. ─ murmuró  incomodo.

── Mi padre nunca me dió la mano para subir a un carruaje, dijo que demostraba independencia, pero es un lindo gesto, demuestra caballerosidad. ─ comentó ya en el carruaje. ─ ¿Iremos en carruaje hasta Charlottetown?

── Nop, solo hasta la estación ─ corrigió y esta asintió manteniendose en silencio. El castaño le dirigía sonrisas mediante pasaban los segundos, no sabía que comentar, y luego de lo que había ocurrido seguía incomoda. ─ Y, ¿cómo están tus padres?

── Están bien, están muy ocupados con el trabajo y todo eso ─ respondió con la mirada baja.─ ¿Los tuyos? ¿Que pensaron acerca de esto? Ya sabes.

── Bueno, ellos están... alegres ─ mintió haciendo una mueca, la castaña no se convenció de sus palabras y frunció el ceño confundida.

── No lo saben, ¿cierto? ─ indagó ganandose el asentir forzado de este.
─ Está bien, no tienes que mentir conmigo.

── Gracias por entenderlo ─ sonrieron al unísono. Conservaron el silencio hasta llegar a la estación, ambos abordaron el primer tren a la ciudad y el viaje fue muy silencioso, prefieron no hablar hasta el restaurante, quizás para no quedarse sin tema de conversación.

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