Capitulo 26

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Dicho y hecho, ese era el lugar, las ruinas. El auto se detuvo frente a estas, me baje y los guardias esperaron que yo entrara, para luego irse. Camine unos metros hasta encontrarme con una mesa, que tenía un toldo encima y unas pequeñas velas. Todo me llevaba al pasado. La noche era estrellada, y llenaban aquel cielo resplandeciente de las planicies de la bella Riad.

— Hey chica latina—gritaron a mis espaldas, me gire y era Zayn quien lucía muy apuesto, estaba de traje.

— Es bueno verte—sonreí y camine hacia él.

— ¿Qué te recuerda todo esto?—pregunto.

— No lo sé, quizás la vez de la fiesta—conteste, Zayn se acercó a mí y poso sus manos en mis caderas.

— ¿porque la túnica?—cuestiono con una sonrisa malévola en su rostro

— Esto no Miami Zayn, por respeto a la cultura—respondí.

— Sí, pero... ¿puedo ver?—pidió.

— Claro, después de todo solo el Rey se da estos lujos.

Deje caer la túnica en el piso dando paso al vestido rojo, Zayn me miro para luego brindarme unas sonrisa.

— sabía que lo harías—murmuro.

— ¿Hacer qué?—pregunte confundida.

— escoger el vestido rojo, lo puse ahí por ese motivo.

— y yo sabía que esto sería como hace años atrás, la fiesta, tus celos y el antiguo palacio—me acerque él y le di un corto beso.

— pasemos a la mesa—indico.

Abrió el toldo, tal como había visto era una mesa con decorada sencillamente, pero elegante. Un hombre apareció y sirvió la comida junto con dos botellas de vino.

— Lauren sabes eres una de las mujeres más valientes del mundo—comento Zayn.

— ¿Por qué lo dices?—pregunte. ¿Valiente? No cuando la cucaracha sacaba sus alas.

— la primera vez que viniste... cuando le dijiste a Mohamed que le sellarías la boca... con una plancha caliente si mal no estoy... luego cuando hiciste que entrara en razón, y ahora esto.

— Sí, pero creo que no fue nada del otro mundo—me encogí de hombros.

— Pero sin embargo fue algo fuerte, y a veces pienso que si eso no hubiera pasado ahora tendríamos cuatro hijos...

— Sí, pero en recompensa tenemos tres maravillosos hijos, creo que las cosas pasan por algo, además ellos te aman y eres su ejemplo a seguir. Y bueno aunque Yasser solo tenga cinco meses yo creo que tú eres su persona favorita.

— Tienes razón, estoy orgulloso de ellos. Los amo demasiado tú y los niños son todo lo que yo necesito.

Destapamos los platos, para encontrarnos con un plato exquisito de falafel. Esto me hacía recordar cuando el papa de Dahara hacia el almuerzo o algo por el estilo. Comimos, entre risas y comentarios se nos fue el tiempo.

— Ahora un poco de vino para ambientar—dijo Zayn mientras tomaba la botella de vino que había en el centro, sirvió para ambos, al probarlo era un vino bastante fuerte el cual no tardó en hacer efectos en ambos.

— Este vino hace que me ría demasiado Zayn—murmure tratando de contener mis carcajadas.

— Pues las risas se pueden convertir en otra cosas—ronroneo.

— ¿sí? ¿Pero en qué?

— Dame tu mano y lo descubrirás.

— Está bien—extendí mi mano y este la tomo.

Nos levantamos de la mesa y caminamos más adentro como hasta un cuarto el cual estaba acondicionado con una cama un toldo luz y luz tenue.

— Quiero que esta vez pase aquí lo que no paso hace unos años—s e acerco a mí y me beso.

— Era una virgen inexperta, yo en ese momento solo quería que la tierra me tragara... había dejado al príncipe de arabia saudita con las ganas—reí y me sonroje.

— Pero ya no más—me dio un beso suave, mientras empezaba a quitar la corredera de mi vestido.

Me separe un poco de él y quite mi vestido por completo dejando ver la ropa interior negra a juego. Según el esos colores avivaban más la relación, sobre todo en momentos íntimos. Quito su camisa con tal sensualidad que me hizo perder es su movimientos. Todo su cuerpo estaba perfectamente trabajado, lo hacía tener un aspecto rudo. Para ser un árabe era bastante distinto a los demás hombres de su cultura.

— Te amo, y no tienes idea de cuánto—susurro entre besos, su voz ya se había enronquecido varios tonos.

Tendida en la cama y totalmente a merced de él me sentía como ninguna mujer en el mundo. Paseo sus manos desde mi abdomen hasta mi busto, quito mi sostén, ligeramente apretó mi pecho haciendo que un gemido involuntario brotara de mis labios.

Se acercó a hasta mis labios y mordió el labio inferior para luego bajar dejando un camino de besos y chupones que finalizo en mi pelvis, mi parte más débil si estaba delante del él. Bajo sus manos hasta mis nalgas, las apretó un poco y enredo sus dedos con el encaje de la tanga sacándola lentamente. Sabía lo que haría, él sabía que me eso me haría pedir a gritos que él se sintiera dentro de mí. Conocía cada punto débil.

Dando besos desde mi ombligo bajo, hasta llegar a mis pliegues, los cuales acaricio con uno de sus dedos e inmediatamente eso envió una corriente a todos mis sentidos, me estaba debilitando y eso le agradaba. Paseo su lengua por ellos una y otra vez, hasta introducirla dentro de mí, haciéndome vibrar. Me agarre de las sabanas mientras él hacia su trabajo, el sudor corría por toda mi cara. Estaba a punto de correrme.

De un momento a otro mi cuerpo se sintió lleno y al tiempo me traiciono, mi espalda arqueándose y los gemidos brotando incontrolablemente de mis labios. La cama se movía mientras que vaivén de mis senos era amortiguado por el pecho de Zayn. Sin darme cuenta había cerrado los ojos, un gruñido me hizo abrirlos y me encontré con el de frente, su cabello estaba húmedo y pegado a su frente lo hacía lucir más atractivo.

El ritmo de la penetraciones aumento, me abrace fuertemente a él cuando ya no sentía control de mi propio cuerpo. Empecé a temblar, mientras sentía corrientes y roses que viajaban por toda mi feminidad. Una envestida más, la gota que reboso todo. Había llegado a un orgasmo, y después de uno segundo sentí como el estallaba dentro de mí. Simplemente magnifico.

El calor abrasador de la mañana se hizo presente, abrí mis ojos y me di cuenta que no era yo la que estaba aplastada debajo de él, si no yo era quien lo tenía como almohada, tenía mi pierna y brazo izquierdo aprisionándolo.

— Zayn despierta—le estremecí.

— Es temprano gacela—se quejó.

— Se nos hará tarde para el vuelo de Ariel—murmure.

— Cierto. Ahora llamo para que nos recojan, mientras tanto, cinco minutos más.

Después de que Zayn durmiera sus cinco minutos, nos levantamos y

Vestimos. Para alguien con una mentalidad avanzada y con doble sentido le sería fácil darse cuenta que habíamos pasado una noche intensa, pues mi labial estaba por todo el cuello de Zayn, mi cabello hecho un desastre y mi lápiz de ojos corrido.


El regreso del Príncipe Árabe [Z.M.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora