El regreso del Príncipe Árabe [Z.M.]

Capitulo 17

Después de ser asignado como el sirviente personal de Anwar y Dahara, este hizo que caminara detrás de ellos, hasta que llegamos a mi lugar preferido del palacio, usualmente solía venir aquí con Lauren y relajarnos un rato, extrañaba tanto a mi bella gacela, me sentía incompleto sin poder tenerla cerca.

— as-salam aleikom dahara... ¿qué tramas? –pregunte

— Wa aleikom as-salam Zayn quiero probar que Lauren es inocente—respondió.

— ¿Y cuántas pruebas llevas?—cuestione. Ella seguía siendo la fastidiosa niña de harén, no me arrepiento de nada.

— una, solo una, pero es bastante.

— gracias por salvar mi cabeza, eso fue algo bueno—me sincere, ahora mismo estaba en deuda con ella.

— no fue nada, ya no hay resentimientos

— ¿te gusta Anwar? –pregunte entre risas

— ni hablar, solo lo hago por Lauren, no soporto verla en esta situación

— ¿se quedó sola?

— si.

— Deberías regresar—ordene

— aun no, necesito sacar más tiempo.

— debo reconocer que eres muy astuta. Y que sus planes no son tan malos como los del acuario y la ardilla.

— Gracias –sonrió.

— Espero que Anwar no te pida otras cosas—burle.

— ¡eres un mueib1!

— ¿qué? Yo solo digo la verdad, es hombre y como todo hombre tiene tentaciones—advertí,

— cierra esa boca, que viene—exigió con rapidez.

Anwar llego y me miro para luego brindarme una hipócrita sonrisa, disfrutaba tenerme a sus pies, pero esto no era por mucho, tarde que temprano yo volvaria al poder. Después de que Dahara se fuera este me obligo a caminar por todo el palacio detrás de él, hasta que llegamos al calabozo. Estaba agradecido con Dahara, pero esto era humillante.

— masa'u al-jair2 querido sirviente—espeto con burla.

— Ten en cuenta de que esto es temporal—gruñí.

— No lo creo,

— No te acostumbres, pues fácil viene y fácil se va—le amenace, y este abrió sus ojos con asombro.

— ¡No me desafíes Zayn!—grito.

— ¿Qué harás?—rete.

— Recuerda que te iba a matar esta mañana.

— No tienes el valor—refute.

— No me retes, te puede salir muy caro—amenazo él mientras me señalaba con su índice.

— Eres un cobarde, que se aprovecha de la enfermedad se su propio hermano para llegar al poder, por eso me atrevo a dudar de ti.

Anwar salió enojado de la habitación, las palabras que le había lanzado le ardían, odiaba que lo desafiaran y si yo era su sirviente ahora mucho más tendría que odiar ese hecho. Horas después sentí los chirridos de las puertas abriéndose, uno que otro murmullo se escuchaba. Después pisadas, y con ellas aparecieron, Safa, Doniya, Axel, Ariel, y mamá quien tenía él bebe en sus brazos.

Mientras todos protestaban en silencio los guardias se reían y gozaban de nuestra humillación. Abrieron la reja de mi celda y empujaron a todos. Intente detenerlos, pero mamá se opuso, eran dos contra uno, fácilmente me podían herir. Safa se sentó en una esquina mientras miraba a lo lejos, no estaba llorando, o lamentándose, se encontraba en un estado de trance, mientras que Doniya sollozaba en silencio, Axel y Ariel se empujaban el uno al otro mientras se decían groserías en español y mama trataba de mantener entretenido al bebe, pero las lágrimas resbalaban por su rostro.