capitulo 16

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  Divagando por mi mente cuando un grito de Dahara me interrumpió, camine hasta la puerta, tenía una gran sonrisa, entro, cerré la puerta, luego ambas nos sentamos en el viejo diván.

— ¿y qué te dijo? Cuéntamelo todo—pedí.

— pues dijo que el seria el amo y señor del palacio—contesto.

— ¿Otra cosa?—cuestione.

— Es bastante presumido y arrogante, tienes razón en que no te agrade—se encogió de hombros y luego acomodo su cabello.

— ¡simplemente lo detesto!

— bueno el hombre alardea del palacio, ahora hay más guardias, pero los papás de Zayn no hacen presencia en ningún lado, parece que el palacio estuviera vacío—conto.

— ¿Viste a mis hijos?—pregunte esperanzada.

— Ariel. Quien primero: me acuso de coquetear con su tío y de que estaba ayudando, luego le explique y comprendió un poco más.

— ¿Zayn? ¿Lo viste?

— no, no lo pude ver, no está por ningún lado.

— ¡tengo que regresar a ese palacio!

— no te dejare, ese hombre está loco y podría hacerte algo—advirtió ella, con terror en sus ojos.

— Pero sé que yo no robe la corona, fue él—insistí, me sentía tan impotente.

— pero ahora todo el mundo está de su parte, cualquier orden que el de la cumplirán.

Nuevamente la noche calló y todo el pueblo se oscureció, no había rastro de Zayn o de algún soldado. La horas pasaron lentas, pero insegura pues durante toda la noche se escucharon explosione a lo lejos, en mente tenia lo peor, pero debía aferrarme a la creencia que a ninguno de mis hijos ni a Zayn le había pasado nada.

Zayn

Entre al palacio nuevamente por la celda, para mi buena suerte no había nadie por los alrededores, así que todo fue más fácil. Rellene de nuevo el hueco con arena y me recosté, estaba cansado. Unos pasos y risas se escucharon, de los pasadizos salieron dos guardias quienes me miraron con burla.

— Eh príncipe ahora estas en la inmunda no vale la pena que te corten una mano solo por una alssariqa—comento uno guardia que se acercaba a la celda.

— Eso lo puedo decir yo de ti obedeciendo a alguien con quien no ganaras nada—respondí con serenidad, no gastaría mi poca energía.

— Por favor, todos saben que Anwar será mucho mejor rey que tú y tu padre—rio el otro que se encontraba recostado en una pared.

— Hasta no tenerme como rey no puede saber—me encogí de hombros, el ser indiferente con ellos les arderías.

— Si, un rey que apoya a el sariqa y que deja en vergüenza a su familia.

— Escúchame bien, ella no robo la corona, y el ladrón lo puedes tener más cerca de lo que crees—gruñí.

— Si lo estoy viendo ahora mismo—afirmo—la sharia es para todos.

— Deja que salga, tal vez te perdone la vida y no quede tu cabeza en una cesta de mimbre—hice un ademan con mi mano y este solo frunció el seño

— Lo dudo—dio media vuelta y se marchó junto con su compañero.

Depuse de unas horas, llego Anwar, me saco del calabozo y me llevo hasta uno de los patios del palacio, todos los trabajadores me miraban, algunos se oponían Anwar pero, lo único que hacían era ganarse un bofetada de este sin importar si era hombre o mujer.

— Estamos en el patio Zayn ¿Qué quieres?—pregunto Anwar.

— Nada ¿qué te puedo pedir?—refute.

— Tal vez rogar por tu vida—burlo este.

— Nunca haría eso y menos a ti—sostuve su mirada, no me mostraría débil y menos ante él.

— ¿Qué te hace pensar que saldrás?—desafío.

— Muchas cosas. Demasiadas.

— ¿y si decido matarte ahora?

— hay testigos y aun no eres rey, te darían pena de muerte, después de todo tú conoces muy bien las reglas.

— Nadie hablaría pues nadie está contigo, todos están bajo mis órdenes, y aquel que se atreva a traicionarme hare que lo lapiden1

— Eso es lo que tú piensas...

Anwar saco la espada que tenía a su lado, en ese momento sentí tanta debilidad y ganas de llorar, todo pasaría tan rápido, me iría sin despedirme de mis hijos y Lauren.

Hizo que me arrodillara ante él, que forma más humillante de morir. Paso varias veces el filo de la espada rozando mi cuello, tenía tantas ganas de gritar, y simplemente destrozarlo con mis propias mano, Lauren tenía razón él había arruinado nuestras vidas.

— Di tus últimas palabras—ordeno Anwar.

— Entre cielo y tierra todo se sabe, y en manos de Al-lāh2 dejo mi vida—murmuré.

— Bien dicho, lástima que eso no aplique para mí. Yo no conozco temor Zayn.

Anwar acaricio el filo de su espada, todo el tiempo lo mire a los ojos, si moría, moriría con la poca dignidad que me quedaba. Alzo su espada, todos los trabajadores estaban en silencio. Se escuchaban algunos sollozos. Todo era tenso.

— Alto Anwar –esa voz tan familia, en algún lado la había escuchado.

— Dahara cariño ¿qué haces aquí?—pregunto Anwar. ¿Anwar y Dahara? ¿Había traicionado a Lauren?

— Anwar, yo tengo una mejor idea de la que podemos hacer con este principito—camino hacia Anwar y lo rodeo por la parte de atrás, esto estaba realmente extraño, nunca espere esto de Dahara—pues, algo más humillante para un príncipe es ser sirviente y que mejor forma de hacerlo sufrir—Dahara me miro y guiño uno de sus ojos, de seguro eral algún plan descabellado de Lauren y ella.

— No lo sé mi bella esmeralda–dudo Anwar

— Si Anwar, eso es lo que odia los grandes que antes estaban en el poder—burlo ella mientras miraba Anwar provocativamente.

— ¿Para quién sería sirviente mi bella mujer?—pregunto él.

— Para quien tú quieras cariño—le contesto-

— Está bien, Zayn, da gracias que mi bella mujer apareció, o si no tu cabeza hubiese rodado, de ahora en adelante serás mi sirviente y el de Dahara.

Vergüenza total, Dahara tenía razón, eso era lo peor que podía pasar, pero si no fuera por ella ahora mismo estaría muerto ¿era eso un buen plan? ¿Pero en qué consistía?

Los guardias me soltaron, y Anwar me hizo caminar de tras de él como un perro faldero. Todo el tiempo dándome órdenes, y de vez en cuando una de Dahara, yo era su esclavo personal y él se regocijaba con ello.

1 turba enfurecida de personas que lanzan piedras a una persona condenada, esto se hace hasta que la persona muera.

2 Dios en árabe.

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El regreso del Príncipe Árabe [Z.M.]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ