✧Ángel ↦Dillom✧

'78.||Missing.

✧DYLAN!

⭒un mes después.

―BUENO Dylan, terminamos la sesión por hoy.―Anunció la psicóloga mirando el reloj de la pared, mientras acomodaba sus papeles;―te recomiendo que pienses éso que hablamos hoy, ¿Dale?―preguntó y asentí sin decir palabra.

―Bueno dale―sonreí acomodando mis piernas para ponerme de pie, y ella me detuvo.

―Y en últimas noticias, tu progreso es muy notorio en el último mes. Consideramos que ya es momento para que tengas reunión con tu familia, o alguien que vos elijas.―Sonrió y maldije internamente. ¿No es suficiente la terapia familiar con mis padres?

―¿De casualidad no puedo... No sé, evadirlo?―pregunté y ella rió.

―No hace falta que sean tus viejos, Dy―sonrió dándome un poco de calma.―Pueden ser tus amigos, Paloma o... Rebecca―sonrió de lado.―Tengo que avisarle a los directores, para que todos estemos de acuerdo en que no va a perjudicar o impedir tu tratamiento, que no te haga más nudos o dramas. ¿Entendés?

―A Bequi, quiero a bequi―pedí sin pensármelo dos veces y ella sonrió de lado.

―Para mí Dylan, en algún momento vas a tener que hacerte cargo de lo que no sentís por Paloma. No me parece bien que la tengas ahí, esperándote. Creo que tenes que hacerte un poco cargo de lo que sentís, y que mereces ser feliz con bequi o sin ella, pero lejos de los problemas y fingir amores que no tenes realmente, está mal.―Hizo una mueca;―Un clavo no saca a otro.

Me levanté sin decir palabra, al llegar a la puerta, me detuve frente a ésta. Un poco confundido sabiendo que la doctora tenía razón, pero no estaba listo para afrontar tanto daño me giré. Prometí pensarlo bien, y salí.

Busqué el mp3 que con el tiempo y muchas notas de permiso había conseguido, un auricular en cada oído y zeballos reproduciéndose sin parar. Caminé hasta el balcón, algunos estaban en talleres haciendo boludeces, yo no podía, todavía tenía nudos en la mente.

"Ojalá fuera tan bueno amándote como imaginándote a diario."

Necesitaba una señal, una señal de que yo era tan para ella como ella para mí. La delicadeza de su sonrisa le había devuelto el brillo a la mía, el amor de sus suspiros me había devuelto el aire, ¿Porqué aún no era capaz de decirle que la amaba? ¿Que la amaba tanto que temía herirla? ¿Que prefería morir antes de quedarme un segundo más lejos del dulzor de su perfume? Podría morir sin ella pero prefería hacerlo con ella, o por ella.

De un momento a otro, con frustración pasé mi mano por mi cabello en un gesto de exasperación y pensé en mis hijos. Yo iba a ser padre y aún no había dado tiempo de procesarlo, no me gustaba pensar en aquello, pero no por disgusto, si no por miedo. La psicóloga sabía de la existencia de ambos, me preguntaba constantemente qué sentía, qué haría, y demás. Pero, ¿Cómo le explicaba que me aterraba ser igual que mi padre? Que nunca había querido hijos por el mismo miedo, y ahora debía quedarme lejos, muriéndome todos los días de pena por estar lejos de los tres, por no poder verlos crecer en ecografías o revisar mil tiendas buscando ropa apta para ellos.

Después, me di el lujo de pensar en bequi. En todo el amor que me había dado, y lo mucho que la hice sufrir. En el montón de veces que nos dijimos ya fue, y por un motivo u otro, siempre volvíamos. Ella, era el imán al que queria volver siempre. No habían labios en la tierra que tuviesen ese sabor, ni brazos con su calor, o su mirada tranquilizadora. No había nada, ni nadie que se le iguale. Y yo estaba tan roto que había tardado en notarlo, y nunca se lo había podido agradecer.

Pero, ¿Qué debía hacer? Me daba miedo volver y hundirnos más, hasta el fondo. Quería respuestas, pero me daban miedo. No quería respuestas que me duelan, quería escucharla reír hasta que le duelan las costillas, y su respiración calma cuando duerma en mi pecho. La quería a ella y a nadie más, le escribía cartas cada día como si fuese un compromiso y sobre todo... La pensaba, cada jodido segundo, yo pensaba en ella.

***

:)olavolví