'65.||Marisa.

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MARISA!
recordatorio: Marisa es la mamá de Rebecca.

            HACE algunos años atrás, no demasiados, tenía una vida feliz. Un esposo al que amaba profundamente, de ojos color azul y cinco hijos que eran mi vida entera, por las mañanas en los días de verano, salía al patio de la casa a colgar la ropa cuando el sol entibiaba apenas y la humedad de la ropa se pegaba a mi piel por la brisa suave. Los vestidos coloridos que siempre usaba en aquella época habían sido reemplazados por ropa más cómoda para mis doce horas de trabajo, había quitado dos platos en la mesa, uno por el abandono de un marido que había fingido ser feliz y luego se marchó de repente, en plena madrugada sin despedirse y otro, por la pérdida de un hijo.

Rebecca abrió la puerta del departamento, con la mirada gacha. Mi hija mayor crecía de manera increíble y detrás de ella, Dylan. Al inicio lo había tratado mal, pero el rubio me recordaba a mi hijo, con la mirada pícara y apasionada, porque tenía hambre de progreso, y aunque fingía no notarlo, sabía que tenía más drogas que sangre en su sistema. Pero opté por no involucrarme, que quizás me equivocaba. No era justo que todos los hombres que habían pasado por nuestras vidas nos hirieran y ahora que Rebecca tenía casi diecisiete años, yo tuviese el tuppé de prohibirle a quien amar, como si pudiese.

Se sentaron frente a mí y supe que la charla sería larga. Calenté el agua en silencio, preparé tres tazas de té y me senté frente a ellos, una brisa otoñal envolvía la casa y la mirada de la chica estaba llena de pánico.

—¿Qué hicieron?—pregunté después de un suspiro cargado de dramatismo, como si fuesemos protagonistas de una novela de mediatarde.

—Ma, yo...—parecía buscar las palabras. El hilo de voz irreconocible de mi propia hija me daba a entender todo.—Estoy embarazada.

Me mantuve en silencio, pensando en todo. Mi mente no lo podía procesar y los ojos de mi hija se aguaron, Dylan prometía ponerse las pilas, buscar un trabajo pero me encontraba en un bucle, en un trance.

Quise quejarme, pero a su edad yo tenía a mi primer hijo. Quedé a la deriva de mi trabajo en una cafetería precaria viviendo en una piecita en La Boca, junto a mi en ese momento, novio que vivía de la construcción mientras ambos estudiábamos, terminé recibida de enfermera y él, un empresario importante todo mejoró a paso lento, pero mi sangre se había olvidado de mí y aquello, hasta el día de hoy, pesaba.
Sabía que no obtendría nada bueno quejándome, pero también sabía que ahora tendría que esforzarme más, que ellos busquen trabajo y que mi hija termine los estudios, todo se ponía complicado.

La abracé, haciendo que sienta el latido de mi corazón.—¿Sabes? Cuando quedé embarazada de tu hermano tenía tu edad, una nena—me reí nostálgica—son lo mejor que tuve, y te prometo que voy a apoyarlos.—Le besé la coronilla.

[...]

—¿Te fallé?—preguntó tímida, apenas acababa de cerrarle la puerta a Dylan que se fue tranquilo. Me sentí bien.

—Obvio que no—la abracé nuevamente, dado que eso es lo que más me había faltado durante mi embarazo.—No es que me encanta la idea de un bebé a los dieciséis, pero nunca nada podrá hacer que yo deje de estar orgullosa de vos.

Rebecca sonrió.

—Vas a tener que conseguir trabajo de medio tiempo, pero no descuidar la escuela. Voy a pedir horas extras y Dylan va a tener que trabajar también, es una boca mas y los bebes ocupan mucha plata—suspiré y ella asintió mordiéndose las uñas.

Tenía todo controlado, podía con ésto.

—Ma... algo más—musitó pero logré oírla. Me giré para verla.—Son dos.—pronunció y ahora sí, que se había descontrolado todo.

•••

amo a su mamá.

✧Ángel ↦Dillom✧Where stories live. Discover now