CAPITULO 80

54 3 0
                                    


Salió de la habitación, dando por hecho que la conversación, en este momento, había terminado. No me quedó remedio que ir tras ella y enfrentar con ella lo que vendría a continuación. Me marché de la habitación y la alcancé bajando los últimos escalones al primer piso.

-Espera. – descendí como rayo.

-¿Ahora qué? – Se cruzó de brazos.

-Haremos esto juntos. – Llegué hasta ella.

-¿A qué viene el cambio? – Alce mis hombros.

-No sé, lo haremos a tu manera. Pero eso si te digo, cuando estemos allí tendremos a la santa inquisición.

-No se compara al infierno que he vivido. Pero eso no te absuelve de nada. Sigo molesta, enfadada contigo como no tienes una maldita idea.

-Lo sé. – Atravesamos el primer salón para ir hacia el segundo. –Prepárate, porque lo primero que juzguen será el embarazo. Seremos la jodida comidilla de esa sala. – Se tensó un poco. Al parecer no se había percatado de ese detalle. –Tranquila, solo no te muevas de mi lado. Pero podrías entrar tras de mí.

Y así fue, se puso detrás de mí, toqué el pomo dorado de la puerta roja, lo apreté fuerte hasta que mis venas saltaron. Respiré hondo y lento. La giré y entonces abrí la puerta, el chirrido que hizo prontamente nos anunció ante todo el mundo en esta habitación. Demasiado alboroto, muchas voces se agitaban en el ambiente. Dimos unos pasos para hacer nuestra aparición, claro que Irlanda por detrás de mí. Inmediatamente sentí todos los ojos sobre nosotros, mi madre, mi padre, mi hermana Mally, Sir Edward, Sarah, Ashton; el hijo de los Armstrong y Scarlett; podría decirse que la persona favorita de mi esposa. Por un momento me bloqueé ante todos y Landa atrás de mí me tomó fuerte de la camisa. Creo que debía ser fuerte por ella. Tenía razón, creo que había llegado el momento de hacerles saber a todos como comenzaron las cosas entre nosotros.

-Disculpen la demora.

-Ya era hora. – rodó los ojos el mimado Ashton. Dios, no iba a poner a gritarle al estúpido por su despectiva actitud. Pasé de largo su agrio comentario.

-Como dije lamentamos la demora. – Lo escudriñé con la mirada. Se dio cuenta de la presencia de Irlanda.

-¿Qué? ¿Ahora la famosa Landa se cubre tras las faldas de su marido? ¿La sumisión es tu nuevo roll? - ¡Hijo de perra! ¿Cómo se atrevía? Quería romperle la cara.

-¡Suficiente, A.J! – Bramó el Señor Edwards. ¿A.J? Me pregunté. No sé por qué tenía algo que recordar sobre eso. Como sea. –Creo que estamos aquí porque fuimos convocados por nuestra querida.

-¿Podríamos saber a qué se debe esta reunión? Digo porque, ni siquiera conocíamos, o teníamos el honor de conocer a los padres de tu mujer. Comentó Li, mi madre.

-Hemos esperado un largo rato, Mickey. – Se quejó mi hermana. –Estoy aburrida. – Hice pucheros. Por detrás de mí, mi esposa se rio.

-¿Qué hay que decir, hijo? – Dios mío, estaba sintiéndome en plena inquisición.

-Ahh... - Fue lo único que me salió. ¿Ahora cómo abordábamos todo el tema?

-Tú puedes. - Mi mujer me susurró alentándome, dándome ánimos.

Asentí.

-Bien. El hecho de que estuvieran aquí, fue idea de mi esposa. Jamás habría pedido algo como esto. Sería impropio de mí exhibir datos de nuestra vida privada, pero fue algo que ella misma me pidió, o más bien, me exigió. Y aquí estamos. – Rieron algunos. Digo algunos porque el nefasto Ash, se quedó alzando una de sus cejas.

Entre sueños y ... ¿mentiras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora