CAPITULO 71

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Las cinco de la mañana y no contaba con ver la escena que desfilaba ante mis ojos. Jason rodeado de todos los perros, secándolos con MIS toallas de baño. Poniéndoles comida y agua en unos contenedores que, al parecer, son para mascotas. ¡Lo que me faltaba! Él también se había cambiado de ropa.

-¿Qué demonios haces? – Dejó lo que estaba haciendo.

-Alimentando y bañando a las fieras. – Un de los cachorros corrió hacia a mí.

-Esas son mis toallas.

-Creí que querría conservarlas.

-¿Por qué querría hacerlo?

-Me refiero a los animales. Todas son niñas – Se encogió de hombros. -, a excepción del que tiene entre sus pies, ese es el único hombrecillo. – Señaló bajo mis pies.

-Ya veremos qué hacer con ellos... ellas... como sea. ¿Dónde está Bratt?

-Dijo que llegaba en un minuto.

-Bien, vayamos a mi despacho. – di media vuelta para dirigirme a mi oficina, pero no contaba con la sola presencia del cachorro que me seguía. Me detuve, y él hizo lo mismo. Me moví y me imito. Abrí la puerta y no entré, bajé la vista para mirarlo de nuevo sentado, me observaba con las orejas en horizontal. Sabía que estaba esperando la señal en cuanto me moviera. Entonces llevé la mirada hasta Jason y él solo se encogió de hombros. Tampoco entendía el extraño comportamiento del perro. Me resigné y mejor decidí entrar hasta mi silla de trabajo. Percibía que andaba detrás de mí.

Se acomodó en mis pies...

-¿Te puso esa cara, verdad? – Le pregunté.

-Sí, señor y contra eso no podía hacer nada. ¿Qué haría si su esposa me ponía en esa situación?

-Comprendo. Pero si me permito decirte que, como mi personal de seguridad, olvidaste algunos detalles cuando te aventuraste bajo la lluvia. Debiste comunicarte con Jason. Sé que mi esposa no es una niña y tomó una decisión de lo más estúpida. Pero pedir ayuda habría sido lo mejor. Nada más espero que esto no termine con gripes. O peor, neumonías. Así que trabajaras dos semanas completas, sin descanso. No permito errores. Te retirarás a la media noche y continuarás a las cinco de la mañana. ¿Entiendes el roll?

-Perfectamente.

-Regresa a la una de la tarde, desde hoy comienzas.

En el intervalo que se retiró, comencé a tocar el tema de los perros con Jason y otros desperfectos en cuanto a la seguridad de mi mujer.

-Cómo puedes darte cuenta, necesito personal de seguridad de manera inmediata. Requiero de cuatro personas. ¿Puedes encargarte de las entrevistas? Tengo entendido que no es tu trabajo, pero confío en tu buen juicio de elección.

-Tengo amigos que han retirado de la armada, algunos son veteranos y otros han estado inactivos durante años por lesiones u otras cuestiones. Pueda que alguno le interese.

-Entre más, mejor. Ahora, como verás, Landa ha tenido días pésimos, se la pasa divagando por la casa en horas inadecuadas, así que poseemos de poco tiempo, en cualquier minuto la veremos recorriendo toda la casa como una sonámbula. Me preguntó, más bien me hizo saber que se quedaría con los perros. – Miré al pequeño que anidaba en mis pies, se hallaba dormitando apoyado en mí. –No sé si concederle ese deseo. Ahora mismo sus hormonas están volviéndome loco. – Se rio. ¡¿Qué era tan gracioso?!

-Otórgueselo. Serían una buena compañía para ella y... - Echó un vistazo allá abajo donde residía el animal. –Yo creo que alguien ya encontró a su compañero. – Medio sonrió. –Lo que debe saber es que son perros grandes. Si no me equivoco, son de esas razas de perros de los que la gente cree que son violentos. Además, servirían de su seguridad. Las perras adultas, siempre están a la defensiva. En fin. Esa es mi opinión. Creo que el de la decisión es usted.

Entre sueños y ... ¿mentiras?Where stories live. Discover now