Capítulo O2 💤

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Nueva versión

Me despierto sobresaltada, ¿qué pasó?

Llevo mi mano a mi cabeza y me doy un ligero masaje, a causa de que me duele. Observo el espacio donde estoy, no sé en donde me he venido a meter. Se ve como una cabaña, y estoy recostada en una cama.

—Veo que ya despertaste, —me dice alguien.

Doy un ligero respingo por la sorpresa que me causa la persona que está recargada en el marco de la puerta.

Lado positivo: estoy soñando de nuevo con ella.

— ¿Qué somos? —la pregunta sale de mi boca sin detenerme a pensar.

Ella me mira confundida, cómo si no supiera qué responder y estuviera pensando en algo que no haga que me aleje de ella, o algo así.

Me pellizco el brazo tratando de despertar y salir de esta vergonzosa situación.

Sin embargo, no funciona. Las películas mienten.

—No lo sé, ¿Qué somos? —me devuelve la pregunta.

—Tampoco lo sé, —le digo. Me aguanto las ganas de responder que sí yo lo supiera, no estaría preguntando, apenas la conozco, no puedo asustarla—. ¿Dónde estamos?

Ella suelta un suspiro y se acerca a mí, cuando está justo enfrente se sienta en la orilla de la cama. —En un lugar con mucha, mucha nieve. Al parecer despertamos en lugares diferentes en cada sueño, —advierte.

Así que ella también es consciente de que estamos soñando, entonces, ¿existe en la vida real? No quiero ilusionarme más con alguien que no existe.

—Salgamos, —me dice.

Se levanta y toma mi mano para que vaya con ella. No pregunto a dónde, solo dejo que me guíe. Llegamos a la entrada de la cabaña y me da un abrigo para que me proteja del frío.

Cuando estoy lista salimos, el viento me pega en la cara y soy consciente que si hace mucho frío. Ella vuelve a tomar mi mano, que tuve que soltar para poder ponerme el abrigo.

— ¿Quieres construir un muñeco de nieve conmigo? —pregunta con entusiasmo. Asiento.

Buscamos un lugar que esté suficientemente despejado para poder hacer el muñeco. Al final encontramos uno muy lejos de la cabaña, pero es mejor que nada.

Empezamos a hacer el muñeco, el cuerpo no nos quedó perfecto, pero hicimos nuestro mayor esfuerzo. Cuando terminamos con el cuerpo, nos adentramos en una búsqueda de objetos que sirvan para adornar el muñeco.

Encontramos unas piedras que utilizamos para los ojos, la nariz y su "abrigo", y unas ramitas que utilizamos para las manos.

De la nada, ella se tira de espaldas sobre la nieve, sin preocuparse que no esté lo suficientemente lleno de nieve.

Al principio la miró con precaución, cuidando de que no se haya hecho daño, cuando veo que no es así, me dejó caer a un lado de ella.

Las dos empezamos a mover los brazos y las piernas para hacer ángeles de nieve. Pasamos alrededor de cinco minutos perfeccionando nuestro trabajo, y cuando creemos que están listos, nos paramos con cuidado y vemos si lo hicimos bien.

Lo primero que noto, es que el de ella es mucho más grande, por la estatura, de ahí, me atrevería a decir que son idénticos.

Cierro los ojos para sentir un poco de frescura en mi rostro y cuando los abro, estoy en mi habitación, sin ella.

💤

— Es que no lo entiendes— me quejo con mi mejor amiga en medio de lloriqueos.

—Que te haya dicho que no sabe que son, no significa que no son nada, ¡Contrólate! —me trata de consolar. Pero el daño está hecho.

La menos dramática era.

Desde mi sueño no me he quitado el tema de la cabeza, ¿Y si no vuelvo a soñar con ella porque deja de dormir en las noches para evitarme?... sí, creo que estoy siendo un tanto paranoica.

—Dices que es real, ¿Por qué no la buscas? —me cuestiona.

— ¡Nooo! —Chillo, —la asustaré más.

Ella niega con la cabeza y sigue comiendo del helado que estamos compartiendo, sin tomarle mucha importancia al asunto, ella cree que estoy loca, estoy segura.

💤

—Ayer te asuste, lo siento, —es lo primero que sale de mi boca al darme cuenta de que estoy soñando.

Me mira fijamente y toma mis dos manos entre las suyas, las lleva hacia su boca y deja un pequeño beso en cada una. —No, no lo hiciste.

—Vamos, —suelta una de mis manos, pero en la otra mantiene el contacto. Paseamos por todo el lugar en el que estamos, disfrutando de estar las dos solas.

Puedo decir que disfruto mucho su compañía, antes solo tenía la de mis padres y la de Cinthia, y aunque no convivimos realmente, me gusta. Y tal vez me gusta demasiado.

Demasiado como para decir que me estoy acostumbrando a ella, y no es algo que quiera.

Esta vez estamos en un museo, un gran museo, no tengo ni idea de qué museo es, ni de dónde está ubicado, porque no me gusta la historia, y tampoco me llama mucho la atención, pero a ella parece encantarle, y cada que encontramos una obra de arte me cuenta sobre esta.

Me gusta que me hable, aunque sea algo de lo que, en cualquier otra situación, no me interesaría.

Es el hecho de que ella sea la que me está hablando, si ella me habla, yo le prestaría toda la atención, aunque tuviera impedimentos.

💤

—A veces me asustas, y debo admitir que me tienes preocupada, —se confiesa Cinthia, mientras vamos caminando hacia nuestro salón, donde tendremos nuestra siguiente clase.

— ¿Por qué? Estoy muy bien, demasiado feliz, —le digo despreocupadamente.

—Ese es el problema, te estas ilusionando, y no quiero que te rompa el corazón alguien que no puedo golpear, —resopla con enojo.

—Ella no es así, creo que podríamos tener algo, algo serio, —le digo emocionada—. Tenemos una muy buena conexión, y todo es tan lindo a su lado.

—Ella no es real, ¿recuerdas? Deja de perder el tiempo y enfócate en cosas más importantes, gracias.

Ha sonado bastante brusca, y eso me duele un poco, pero sé que no ha sido su intención sonar de ese modo, ella solo quiere cuidar de mí.

Y yo también debería querer cuidar de mí.

Ella me mira con preocupación, sé que debería importarme su opinión, después de todo quiere lo mejor para mí, pero a algo en mi interior le cuesta creer que lo que me está pasando no es real.

Y sé que corro el riesgo de que ella no exista y solo me esté ilusionando tontamente con alguien que mi imaginación está creando.

Pero no me importaría enamorarme de ella.

Ella es todo lo que quiero.

La chica de mis sueños.

La chica de mis sueñosWhere stories live. Discover now