Capítulo O9 💤

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Nueva versión

La casa de la ópera de Sídney es un lugar que yo ansiaba conocer, siempre he querido ir por todo lo que representa para la arquitectura.

Esto es un sueño, pero fácilmente se puede sentir real.

— ¿Puedes hablarme de ella? —le pregunto.

Sé algunas cosas, pero también sé que ella puede enseñarme más. Siempre sabe más.

—Mide ciento ochenta y cinco metros de largo y ciento veinte de ancho. Tiene dos auditorios principales y tres más pequeños. En el más grande caben más de dos mil seiscientas cincuenta personas sentadas.

»Fue diseñada por el arquitecto danés Jorn, ganador de Utzon. Semeja un juego de conchas curvas anidadas una dentro de otra. Consume veinte horas gigawatt de electricidad al año, igual que una ciudad de veinticinco mil personas.

No dice más, y creo que no es necesario que lo haga.

Quiero entrar y disfrutar de un buen espectáculo, sin embargo, jamás he visto a otra persona que no sea ella en mis sueños. Ni en fotos, ni en videos. Por lo que, no creo que mi suerte sea tan buena para que dentro se encuentre una persona.

— ¿Quieres que nos tomemos la foto ahora? —pregunta cautelosa. Sabe que estoy disfrutando del momento, teme romperlo.

Asiento. Como estamos al otro lado de la bahía, la casa se ve completa a nuestras espaldas.

Cuando ya está lista la foto se separa y me ve fijamente.

— ¿Quieres que te tome una? Donde solo salgas tú, —pregunta amable. Asiento.

Me acomodo y sonrió para la cámara, o para ella, no lo sé.

💤

Creo que estoy empezando a admitir o al menos a sentir, que ya no es lo mismo, y sé que se debe a mí, yo fuí la que nos quemó, pudimos haber disfrutado más, pudimos haber hecho miles de cosas más, pero entonces yo empecé con mis confusiones, con mis indecisiones y todo se fue desmoronando.

Por la mañana le estoy enseñando la foto —donde salgo yo sola—, a Cinthia.

—Fue un sueño, —suspiro.

—Pues claro que fue un sueño, tarada, —hace una pausa—. Pero se ve real.

Cinthia observa la foto desde todos los ángulos posibles, cualquier indicio de edición que se le haya pasado. Ella no me cree, tal vez ella no sepa que yo lo sé. Tal vez no sepa que sé que está fingiendo que me ha estado creyendo todo esté tiempo.

—No sabía que viajaste a Sídney, —alguien dice a mis espaldas.

Remy llega frente a mí como si le fuera a dar una respuesta, pero yo desvío la vista.

—No lo hice, fue un sueño.

💤

—Comienza, —le pido.

— ¡Este es uno de mis edificios favoritos! —chilla de la emoción.

—Es el lugar más alto que hemos visitado, —doy mi punto de observación.

—Es el edificio más alto del mundo, —me dice.

Yo veo al edificio, impactada, ¿es el más alto? ¡Wow!

—Mide ochocientos veintiocho metros de altura. ¡Ni siquiera un kilómetro! Tiene ciento sesenta pisos habitables, y más de once mecánicos. El edificio salió en mil quinientos millones de dólares estadounidenses. Y fue terminado en el año dos mil nueve.

Su pasión con la que me explica me desarma. Es increíble todo lo que puedes sentir a través de sus palabras aunque no seas fan de este tema.

—El mirador está ubicado en el piso ciento veinticuatro, dos ascensores de alta velocidad nos pueden llevar en tan solo tres minutos.

— ¿Quieres ir? —le pregunto.

No es necesario que responda, en tan solo unos segundos ya nos estamos montando en un elevador para llegar hasta el mirador.

Cuando llegamos, la vista nos da la bienvenida.

Es algo que no puedo explicar, es como si tuviera el mundo en mis pequeñas manos. No puedo apreciar todo el contorno, dado que solo me estoy enfocando en una parte. Pero ella mira a todos lados, y con mi celular no para de tomar fotos, no le digo nada. Que se gaste mi almacenamiento si quiere.

De pronto, siento su respiración en mi cuello. Mi piel se vuelve como la de una gallina. Desde mi nuca hasta mi espalda baja, hay un escalofrío.

—Tengo que preguntarte algo.

—Dime.

Me toma de los dos brazos y me voltea para que la mire.

Veo como se arrodilla ante mí, y como saca una caja negra de su bolsillo trasero. ¿Qué planea?

—Cásate conmigo señorita de nombre desconocido y nunca tendrás que estar sola, te amo y eso es lo único que realmente sé.

»Esta es una historia de amor, solo dí que sí.

No sé qué responder, en mi mente pasa la imagen de Remy, él es real.

Exacto, él es real, esto es un sueño. Debo separar la realidad de la ficción. Porque estoy dispuesta a intentar algo con Remy. Así que no me hará daño aceptar ser "esposa" de alguien que no existe.

—Sí, sí quiero, —le digo emocionada.

Ella se levanta y me coloca el anillo en mi dedo anular. No veo el anillo, no me interesa. Me lanzo a sus brazos y la beso. La beso como si fuera el último. Y creo que así es.

Después de un rato, nos separamos para tomar aire. Nos miramos a los ojos, en ellos solo veo emoción y amor.

No sé que estoy haciendo.

—La foto, futura esposa.

Y disfrutando de los últimos momentos, me coloco a su lado y le beso la mejilla, mientras que muestro mi mano con el anillo. Para que quede documentado.

El último momento que espero compartir a su lado.

💤

En la mañana me desperté con el anillo en el dedo. No supe reaccionar, y lo tiré a la basura.

Claro que después me arrepentí y lo saque del bote. Lo puse en la caja donde metí todas las fotos que tengo con ella. Es hora de ir olvidando. Así que guardé todas las fotos y las borré de mi teléfono.

Estaban ahí todas, incluso las de ese sueño.

El atardecer en la playa, la mina del Cañón Bingham, el puente Vecchio, el Coliseo Remyo, el puente que parpadea, el puente Humber, el Golden Gate, el puente Vasco de Gama, la estatua de la Libertad, el puente de Brooklyn, la casa de la ópera de Sidney y el Burj Khalifa.

Espero que al iniciar mi relación con Remy, no vuelva a soñar con ella.

Busco a Remy por los pasillos de la escuela, cuando doy con él solo pronuncio tres palabras.

—Quiero intentarlo, Remy, —le digo.

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Imagen multimedia: Casa de la ópera de Sídney.

Imagen multimedia: Casa de la ópera de Sídney

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Imagen multimedia: Burj Khalifa.

La chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora