Capítulo O8 💤

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Nueva versión

—Estás muy distraída.

Salgo de mis pensamientos, ¿De qué estábamos hablando?

— ¿Qué me estabas diciendo? —pregunto confusa.

—La historia de la Estatua de la Libertad, —me dice despacio—. ¿Quieres que te la cuente otra vez o hablamos de lo que te tiene así?

—Cuéntamela, —pido.

Ella entiende que me quiero distraer y acepta.

—La estatua de la libertad se yergue en la isla Libertad en la Bahía de Nueva York. Daba la bienvenida a turistas e inmigrantes que llegaban a la zona. Fue un regalo de Francia para Estados Unidos, como monumento de la libertad y la democracia.

»Se eleva a noventa y tres metros de altura. Se hizo con hojas de cobre sujetas a una torre de hierro mediante una armadura; un armazón flexible que le permite moverse durante fuertes vientos. Fue construida en Francia en mil ochocientos ochenta y cuatro.

»Se desarmó, se envió por barco a Nueva York, y fue re ensamblada sobre la base de piedra en mil ochocientos ochenta y seis. Por día solo se permiten que doscientos cuarenta visitantes asciendan las escaleras a la corona. Por lo que tenemos suerte de ser las únicas personas aquí.

Asiento distraída y tratando de asimilar toda la información que me proporcionó, ¿fue un regalo? Pensé que los que la hicieron quisieron demostrar cuán inspirados estaban.

—Siempre pensé que se hizo aquí, —digo—. Quiero decir, en Nueva York, —me corrijo.

Ella no contesta y la veo para ver dónde está. Y justamente está a mi lado.

—Estás distraída, ven —me pide.

La sigo y como si mi mano sintiera la ausencia de su tacto, busca su mano. Así que caminamos agarradas de la mano hasta la base de la estatua de la libertad.

— ¿Quieres subir? —asiento.

Sonríe satisfecha por mi elección, me jala de la mano ya que no puedo con mi propio peso.

¡Son muchas escaleras! ¿Acaso no podían construir un elevador? Me estoy muriendo.

Al llegar a la corona de la estatua lo primero que veo no es la vista, no. ¡Es pizza! Soy fanática de la pizza.

Corro hacia ella como si no estuviera cansada, cuando llego a esta, la abrazo como si la quisiera atesorar por siempre.

— ¿Nos tomamos la foto? —Pregunta.

Le digo que sí, mientras ella prepara la cámara yo saco la pizza de la caja y empiezo a comer como alguien que no ha comido en varios días.

Entre la comedera no me doy cuenta que la chica que tengo enfrente se posicionó para la foto y la tomó cuando me encontraba desprevenida. Le ruego que la repitamos pero no me hace caso. Se dedica a comer y a admirar la vista.

Así nos la pasamos lo que resta del sueño, entre comer, charlar y apreciar la vista.

💤

— ¿Por qué evitas a Remy? —Cinthia pregunta.

—Por seguridad, no quiero responder a esa pregunta, no sé qué decirle, —acepto.

—Fácil, le dices: no quiero nada contigo, gracias, —responde con obviedad.

—El problema no es ese, el problema es que no sé si lo quiero.

Aparte de que hacer lo que dice Cinthia sería demasiado insensible, debería al menos suavizar las palabras, no ser tan dura.

💤

Estoy en el puente de Brooklyn, un gran puente.

— ¿Hoy no hay clase? —le pregunto fascinada por la vista.

—No. Hoy no, —responde.

Está apreciando la vista, al igual que yo, siento que quiere preguntar la razón de mi distracción el día de ayer. Pero también siento que no quiere porque sabe que no quiero hablar de eso, y le agradezco internamente.

—Jamás llegamos a ser suficientes para las personas, ¿Verdad? —suelta de pronto.

—Para algunas personas no, para otras puedes ser más que suficiente, —respondo con sinceridad.

Suspira, trae algo en mente y no sé si quiero descubrirlo.

—Como dice Taylor Swift, existen muchas maneras de matar a la persona que amas, la forma más lenta es nunca amarle lo suficiente.

—Y Louis Tomlinson dice, nada te lastima como lastimar a quiénes amas.

No decimos nada más al respecto, y no creo que sea necesario, la charla no daba para más y de alguna manera se sentía bien terminarla así.

— ¿La foto? —pregunta.

—La foto, —acepto.

Esta vez no hablamos mucho, no nos conectamos como antes. Se siente un gran espacio entre las dos, pero siempre ha estado ahí; solo que ahora podemos sentirlo.

Cada quien está en sus pensamientos sin importarle lo que la otra esté pensando, y de alguna manera no se siente bien, es como si no tuviéramos empatía.

Las cosas van cambiando poco a poco, y no sé si estoy dispuesta a dejar que ocurra, o seré la que ayude a que ocurra.

💤

—Deja de evitarme, Kristen, si no quieres, solo dilo y no hagas más largo este martirio.

Todo un poeta.

—Déjame pensarlo, solo, dame unos días, —le pido.

Sé que es injusto para él que yo lo deje así, y solo lo evite, pero no puedo hacer otra cosa, mi lado racional me dice que no acepte. Pero el otro lado, ese que ha estado conviviendo mucho con él, me arrima a aceptar, porque sabe que es algo que tarde o temprano, pasará.

Todo esto se siente tan mal, y a la vez se siente bien. Algo incorrecto y correcto.

Es un perfecto balance, uno donde ganará solo un lado, y tengo miedo.

Miedo de qué lado gane. 

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Imagen multimedia: Estatua de la Libertad.

Imagen multimedia: Estatua de la Libertad

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Imagen multimedia: Puente de Brooklyn.

La chica de mis sueñosWhere stories live. Discover now