Prologo

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12 años atrás

Viernes 16 de Marzo del 2005

El pequeño Ashton está en su habitación, listo para ver el juego de su equipo favorito, tiene palomitas y un gran vaso de soda junto a él. Su padre ha sido entrenador y Ashton ya quiere tener 11 años para poder ser entrenado por su padre.

La madre de Ashton entra con un vestido de gala, Ashton frunce el ceño y después gira su vista al televisor.

—Ashton, levántate de ahí —la madre del chico se dirige a su armario y saca un traje. —Hoy es la cena de trabajo...

El pequeño la mira a ella y después al televisor, no falta mucho para que empiece el juego pero no le gusta ver a su madre enojada, se pone histérica si llegan tarde.

Se levanta y se acerca a ella, su madre se encarga de cambiarlo y peinarlo. Resignado sale por la puerta de su habitación, su hermano mayor está con una cara de enojo también, ya que los dos eran muy grandes fan del fútbol americano.

***

Por otro lado, la pequeña Morgan está escondida en su armario con el teléfono de su madre esperando a que empiece el partido.

Morgan sabía que el celular que tenía su madre era mucho mejor a los de los demás, su madre tenía muchas cosas que aún no salían a la venta y con una tecnología mucho más avanzada que la de los demás, cosa que la pequeña Morgan gozaba y le gustaba presumir.

—Vamos, vamos...

La pequeña muy desesperada empieza a mover sus pies, escucha a su madre gritar su nombre varias veces.

—Dos minutos. —murmura. —¡Empieza ya!

La madre abre la puerta del armario haciendo que Morgan salte del susto.

—Se nos hará tarde Morgan, Luego te presto mi teléfono para que puedas ver el juego.

Ella sonríe y sale de donde estaba

Su madre le pone un vestido azul y la peina dejando su cabello castaño suelto.

—Mami, mira las porristas. —la pequeña señala la pantalla del teléfono.

—Tu algún día estarás ahí. —su madre le da un beso en la frente y le vuelve a quitar el celular.

Morgan siempre ha sido muy fan de el fútbol pero su pasión es hacer acrobacias como las animadoras, su madre la entrena y está segura de que llegará muy lejos.

Una vez que llegaron a el restaurante, Morgan le quita el celular a su madre y se lo esconde en una de las bolsas del vestido.

La chica ve a muchas personas con traje y vestidos, pero le llamó la atención un par de ojos grises.

¿Se puede tener ese color de ojos?

Se pregunta ella misma, su madre la hace saludar a todas las personas qué hay ahí, recibe halagos que hacen ponerla nerviosa. Se sienta frente al chico de ojos grises que no deja de mirarla, poniéndola incómoda.

Llevan unos 20 minutos ahí y Morgan quiere encender el teléfono y ver el juego.

Mira a todos y cuando sabe que nadie la está viendo, saca el celular de su bolsa y lo enciende, busca la aplicación para ver el juego y rápidamente le pica para que lo pueda ver.

Se queda entretenida viendo el partido, sin saber que el chico de ojos grises la miraba con atención, detallaba ese pelo castaño, esos ojos color miel y ese pequeño lunar bajo su labio.

—¡Touchdown! —grita la chica sobresaltando a todos en la mesa

Ashton se inquieta y quiere preguntarle de quien había sido.

—Morgan. —la regaña su madre

La pequeña se sonroja y eso llama la atención de Ashton.

—¿Quién fue? —se atreve a preguntar

—De los Patriots— dice la niña emocionada

El chico se emociona y se baja de donde estaba, se acerca a ella y se pone a su lado y ve el celular.

—¿También los apoyas?

—Es mi equipo favorito.

Se sonríen y asienten.

—¿También tienes un celular de esos?

—¿Tu también?

—Mi mamá y mi papá también tienen uno donde se ven los juegos, pero no me lo prestaron.

Después de eso se quedaron toda la cena juntos mirando el juego, gritando en silencio cuando los Patriots anotaban.

—Mamá yo quiero uno. —murmura el pequeño Ashton mirando el nuevo celular en la mano de los hombres mayores.

—Aún no salen a la venta, pequeño, pero cuando lo hagan te regalo uno, esta nueva tecnología cambiará muchas cosas.

—Yo también quiero.

Las personas se ríen de ellos y asienten.

Fueron al área de los juegos y entre risas, estuvieron tranquilos y sin aburrirse. Cuando la cena finalizó, los padres de los pequeños se quedan hablando afuera del restaurante.

—Despídete, Morgan.

La pequeña se despide de los padres del chico de ojos grises y de su hermano que también tenía los ojos del mismo color.

—Adiós...

—Ashton, me llamo Ashton.

—Adiós, Ashton. —completa

—Adiós, bonita.

La cara de Morgan se convierte del color de un tomate, nadie le había dicho nunca así o al menos no un niño de su edad.

Toman caminos diferentes y sin saber qué les depara el destino los dos pequeños miran por la ventana y sonríen.

Ashton siempre recordará esos ojos mieles que miraban con un brillo la pantalla del celular.

Morgan siempre recordará al chico de ojos grises que estuvo a su lado mirando un partido...

Desde que llegaste ©[✔️]Where stories live. Discover now