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Especial - 10 Millones

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Ashton

Lunes, 5 de diciembre, 2028

Definición de mi estado emocional: Una mierda.

Hace mucho tiempo que no tenía episodios de ataques de ira, por Morgan y por mis hijos los aguantaba o simplemente intentaba alejarme de ellos para que no me vieran así.

Estoy solo en casa, el silencio es tan tranquilizador, pero también es raro, últimamente los niños y Morgan no están en casa ya que Morgan se encarga de llevarlos a sus actividades mientras yo trabajo, pero hoy tuve descanso y creo que aceptar que los niños están creciendo y que ya pronto ni si quiera me harán caso hace que quiera que se congele el tiempo y seguir así.

¿Es normal eso?

No tengo idea, pero no quiero que crezcan, me agrada tenerlos así, son unos niños alegres, que aún no saben los peligros que haya fuera por el simple hecho que Morgan y yo nos negamos a hablarlo con ellos.

Todo a su tiempo, ¿no?

La puerta de la casa se abre de golpe y entra Morgan, cuando me levanto a saludarla, ella solo me mira y se pierde por el pasillo, frunzo mi ceño y decido seguirla, cuando me acerco a la cocina, escucho como susurra, como si temiera que yo me enterara de algo.

Entro a la cocina y ella me mira, el celular está en la encimera y por él como mueve su pierna me indica que esta nerviosa.

No es la primera vez en la semana que hace eso.

—¿Estas bien?

—¿Yo? Claro...¿por qué estaría mal?

—Pareces nerviosa.

—No, estoy bien. —me sonríe, pero no llega a sus ojos. —Vine por algo, pero ya me voy, tengo que ir por los niños.

—Morgan, los niños salen a las 8:00 pm.

Mira su celular y miro como traga en seco.

—Anne dijo que saldría temprano así que...

—Yo iré por ellos.

—¡NO! —frunzo el ceño y ella se acerca rápidamente a mi. —Yo iré, te amo. —me da un beso en los labios y con rapidez sale de la cocina.

Voy por su celular y me giro para ir a dárselo, le empieza a llegar demasiados mensajes y aunque prometí que siempre íbamos a tener privacidad me es inevitable no mirar el celular y ver quien le mando mensaje.

—¿Quién me mando mensaje?

—No lo se, te lo iba a ir a entregar. —digo con sinceridad.

Cuando se fija, empieza a palidecer y me mira.

—¿Seguro?

—Si.

—Bien...

Sale y yo saco mi celular para llamar a Shawn y a Luca.

Voy a la sala y me siento en el sofá, Luca responde con que llegan en menos de cinco minutos ya que están cerca, Shawn viene con él, así que ya no espero su respuesta.

Minutos después de escucha el timbre y me levanto a abrir, ambos entran y traen cerveza, sonrío un poco y niego divertido.

—¿Quieres?

—Claro. —me siento y Shawn me pasa una.

—¿Qué pasó?