Epílogo

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17 años después...

Narra Mateo

Era el momento de tomar el lugar de mi Padre y ser líder que todos necesitaban que fuera, para guiarlos hacia la tranquilidad, paz y prosperidad que todos necesitaban.

Habían pasado ya 17 años desde aquel día que la guerra contra las brujas oscuras había terminado, aunque no hubo muertes en aquel entonces, pero sí hubo una fuerte pérdida de casas aunque eso era lo de menos aún así fue un duro golpe para todos aquellos que trabajaron sin descanso para tener un techo donde vivir.

Muchas de las brujas oscuras se volvieron aliadas nuestras, mientras que otras tuvieron un final muy triste.

Pero en fin, todo quedó en el pasado y así se quedará.

Ahora mismo estoy enfocado en ser un buen líder tan bueno como lo fue mi Padre, aunque claro no cometeré los mismos errores que él, ¡por supuesto que no!

Mi Papá odia que se lo recuerden aunque pronto lo olvida gracias a mi Mamá quien con solo tocar la mejilla de mi Padre y dedicarle una sonrisa cálida, con eso se convierte en un cachorro sumiso. Aunque diga que es mentira. Pero es cierto.

Dejando ese tema de lado...

Estaba en el despacho organizando unos papeles cuando escucho unas molestas voces que una de ellas es de Sofía y la otra de una amiga suya de la escuela a la cual no he podido conocer.

Entonces llegó a mis fosas nasales un delicioso aroma a menta y chocolate, mi lobo interior Damon intentó tomar el control pero no lo permití hasta que encontrara a la persona que le pertenecía aquel delicioso aroma.

Subí las escaleras con rapidez y el olor terminaba hasta la habitación de Sofía, donde el olor se intensificó todavía más.

Estaba por abrir la puerta cuando Sofía la abre y me mira con burla.

—¿Se te perdió algo Matti?—Gruñí por el apodo. Y dejé de gruñir al escuchar una melodiosa risa. Hice aún lado a Sofía quien me gruñó pero no me importó.

Vio mi expresión tan seria que supo inmediatamente lo que estaba pasando y simplemente pudo decir:

—No puede ser...—Miró a su amiga y esta me miró con una ceja arqueada y sonriendo burlonamente.

Era la mujer más hermosa que nunca había visto en mi vida, tenía unos ojos grandes y color miel, pestañas prominentes y negras, su cabello era un castaño claro rizado tirándole a rubio y largo hasta la espalda, sus labios eran rosados, su tez era blanca como de porcelana, sus rasgos eran delicados y tan finos como toda mujer debía tener, su figura era de reloj de arena, simplemente todo en ella era perfecto. Incluso ese vestido color azul marino de mangas largas, hasta la rodilla y sin escote, le hacía lucir todavía más hermosa y más blanca.

Corrí hacia ella y la acorralé contra la pared y lo mejor de todo no se resistió en absoluto, pero cuando escuché un suspiró de sus apetitosos labios y un "ooh" por parte de mi hermana, supe que algo pasaría pero no sabía qué era.

En fin ignoré el asunto y comencé a oler el cuello de mi Luna y aspiré su olor que era droga para mí.

Entonces mi Luna volvió a suspirar y sin esperarlo me tiró al suelo con fuerza, y antes de poder decir algo o levantarme, me aplicó una llave en el cuello con sus piernas tirando de mi brazo.

—Sofi... ¿Quién es él?

—El estúpido de mi hermano Mateo.—Asintió mi Luna y aún así no me soltó.

—Elizabeth... suéltalo lo dejarás más idiota de lo que está.—Habló la maldita de mi hermana burlándose de mi.

Elizabeth me soltó dejándome tirado en el suelo a mi suerte y comenzó a reírse de mí a carcajadas. Me levanté del suelo y me llevé a mi Luna cargando como saco de papas, fuera de la habitación de la gótica de Sofía, pese a las protestas de Elizabeth.

Mi Mate y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora