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15. "Más allá de tus ojos: Parte II"

20 de Marzo, 2276.
C.I/S, Nevada.

Los días pasaron, y conforme a ello, el frío. La primavera se estaba haciendo presente.

La casa Morbus era un regulador térmico muy bueno. Las temperaturas externas podrían rondar incluso bajo cero, pero ahí dentro el calor era constante. Un ambiente perfecto.

Idaly había cumplido once años. Ya estaba hecha una mujer en aspecto físico y mental.
Ya casi llegaba al extremo de la puerta del baño. ¡Era bastante alta!

Se encontraba en su habitación arreglándose a la fuerza. Ese sería uno de sus malos días, ya que los veinte de cada mes, Samantha iba a visitarlos. Sus pensamientos hablaban mal de ella como hermana, pero... quizás había gente que sí se los merecía.
Escuchó que estaban abriendo el portón.

Samantha entró al patio junto a Frederick, su pareja. Alba se acercó a su hija para besarla y abrazarla como si hubiesen pasado años desde la última vez que se vieron. Amadeo estrechó su mano con su yerno y entraron al hogar.
Idaly asomó su vista desde las sombras. Se sorprendió del rostro tranquilo y sereno de su hermana mayor. ¿Era una especie de broma?

La pareja se sentó en la mesa. Después de unos minutos de la llegada, la hermana menor llevó unos panecillos que ella misma horneó hacia la mesa.

—Gracias, Idaly—respondió Samantha tranquila, sin signos de agresión, sin insultos. La joven la miró extraño y absorta.

Jeremy la tomó de la mano y la llevó fuera de la cocina hacia la sala.

—¿Has notado eso?—Le preguntó él.

—Samantha está actuando de manera extraña. Siempre me maltrataba esté o no su novio.

—Tienes razón. ¿Viste sus ojos? Tienen un brillo diferente. Es como si... hubiera descubierto cómo ser feliz en menos de tres meses.

Ambos volvieron y se sentaron con toda la familia. Amadeo estaba hablando con Frederick; Samantha con Luke, y Alba riéndose junto a su esposo.

—...es impresionante lo mucho que haz cambiado hija— El padre tomó el hombro de su niña y le dio tres palmadas—. Este joven en verdad te mejoró la vida.

Jeremy e Idaly se miraron muy confusos de todo.

—De hecho...— Samantha alzó un poco la voz. Estaba calmada, feliz y más suave que nunca— Nosotros queremos darles una noticia—Aferró su mano a la de Freddie. Éste último abrió su boca para decir algo mientras ella terminaba.

—Nosotros, ambos, nos vamos a casar.

Residencia Vancuover

—Nosotros dos nos vamos a divorciar, Liberty—dijo Lucrecia con pena y dolor mirando a George mientras tomaban la mano de su hija—. Es algo que hemos pensado mucho, y ya es hora de que te lo digamos.

Liberty cambió su facción a temor y sorpresa.

—¿Ustedes... qué?

—No queremos que pienses que hiciste algo malo. No pude haber pedido una mejor compañera que tú... solo que tu padre y yo nos hemos dado cuenta que nuestra relación ya no da para más— Se levantó del sillón donde estaba y se hincó para verla desde abajo— Tienes derecho a enfadarte si quieres. Grita, haz todo lo que tengas que hacer. Desahógate, pero tienes que tener bien en claro todo lo que sucederá a partir de hoy. Y yo sé, que tú sabes, a todo lo que me refiero.

La joven niña se guardó romper en llanto. Trató de mantener la cordura, quería mostrarse valiente frente a su familia.

—No... No tienen que explicarme nada. Yo... lo entiendo perfectamente— Liberty quedó sumida en la idea de una familia rota. No dijo nada más. Se dio la vuelta y subió corriendo las escaleras.