Azul ©| EXANIMUN #1 ✓ [#PGP2024]

3: "Gris vs Rojo. Las razas más poderosas luchan por el poder".

10 de febrero, 2065
Múrmansk, Rusia

Poco más de 200 años antes de
la desaparición de Azul.

Aquel día sería memorable para todos. Apenas habían pasado quince años de la creación de ese nuevo mundo y ya las bases de la civilización estaban sentadas.
Los países no importaban. Quedaron en segundo plano luego del exterminio masivo de la raza general humana. Hoy sólo importaban las naciones, las catorce naciones de Exanimun. Y la cabeza de del cuerpo Nacional, estaba él. Boris Hitachi: el primer superhumano sobre el planeta, y el mayor de los gobernantes.

Sentado en su modesto sillón de roble y oro, observó frente a él, a través del ventanal, el paisaje deshielado del Oblast de Múrmansk. El palacio le proporcionaba una vista espectacular de todo lo importante en la ciudad primera.

—¿Precisa algo más, señor Hitachi?—preguntó su secretaria luego de acercarle un pañuelo.

—No, gracias Priya. Aunque... Mis alas hoy se sienten pesadas. ¿Qué tal las tuyas?

—Las mías están bien...—Priya miró sus blancas y emplumadas alas—. Señor, le recuerdo que en poco menos de dos horas estarán llegando los verny y los sekunder para el tratado de paz de las Razas Unidas de Europa. Lavernya y Folium lo esperarán en el salón...

—Priya, hazme el favor de tomarte el día—contestó sereno—. Todo saldrá perfecto. Mis colegas llegarán, estaremos en paz... Lo que sea por Exanimun...

Priya, extrañada, salió de la sala Hitachi dejando al Supremo Señor solo en sus delirios.

Helsinki, Finlandia

—Folium, yo creo que deberías meditar tus act...

—¡CÁLLATE!— Folium tomó del brazo a uno de sus hombres y lo ahorcó de un tirón matándolo al instante. Se giró y apoyó sus brazos contra una pared—No... Me rehúso a ser rebajado por un hitachi. Yo soy más poderoso que Boris ¡Miren mis cuernos! ¡Miren mi cara! ¡Miren el gris de mi piel! ¡SOY SUPERIOR!

Boris era el grande. Todos en el mundo adoraban al señor, pero... ¿Alguien mencionaba a Folium Sekunder? Parecía que no.
Ser hitachi era un privilegio, ser sekunder una desgracia.
Ser aceptados era una lucha constante entre ellos y el mundo entero. A diferencia de las otras razas, los sekunders tenían un aspecto salvaje y demoníaco que podría asustar tanto a niños como viejos. Su sola presencia causaba temor.

—¡Estoy con usted, señor! Somos superiores en varios aspectos. ¡Merecemos decoro!—gritó otro sekunder.

—¡Es verdad! Siempre nos han tratado de inferiores cuando tenemos los mismos poderes base. ¡Incluso tenemos el poder de la invisibilidad! Además, nuestras marcas son parecidas—aclaró una mujer. Ésta era una de las pocas mujeres que existía en la raza sekunder. La gran mayoría eran hombres—. En cierto modo, no somos tan distintos...

El señor Sekunder pasó sus crudas manos por su cabeza lampiña. Tocó sus dos cuernos y suspiró. Levantó la mirada hacia la salida de la ruina. En él encerraba una mezcla de sentimientos negativos que eran enfermizos.

—Estoy harto de ser el último orejón del tarro...—Su voz ácida daba pudor— Quiero acabar con esto de una vez por todas, y lo haré sin pensar. Sin meditar. Sin sensatez... ¿por qué debería importarme lo que les pase a los demás, cuando nadie se preocupó por lo que me pasó a mí?

Entrecerró los ojos y gesticuló.

—No soy una persona caótica, yo soy el mismísimo caos.

Múrmansk, Rusia
Consulado Hitachi