Después de la muerte de su padre, Elena Black decide descansar y desaparecer del mundo mágico, dando así un pequeño viaje a un pequeño pueblo en Washintong, y desde que ella llega a Forks, las cosas cambian radicalmente, y más para cierto rubio de o...
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Era el dia. Hoy, se enfrentarían a los Vulturis.
Bella, Edward y Renesme iban a la cabecera, Elena, Jasper y los mellizos iban a su derecha.
Caminaron por la dura nieve, a kilómetros se notaba la gran tensión que todos tenían, pues ninguno sabía exactamente lo que podría pasar.
Los magos y brujas llegaron montados en escobas, Elena les había advertido que no podían estar por tierra, además por cielo podrían ayudar más.
Fred y George llegaron a los lados de Elena, los mellizos estaban tristes, pero no lo demostraban. Elena miro a los gemelos y les hizo un asentimiento con la cabeza, ambos lo devolvieron y se elevaron un poco más hasta quedar a la altura de los demás.
- Si sobrevivimos, te seguire a cualquier parte mujer - escucho como le dijo Garret a Kate.
- ¿Y ahora me lo dices? - pregunto esta nerviosa.
Elena tomo la mano de su esposo y dio un leve apretón a esta, se miraron y solo atinaron a asentir.
- Vienen los casacas rojas...vienen los casacas rojas...- canturreo Garret.
Y efectivamente, los Vulturis aparecieron en su campo de visión, todos con las casacas tapándolos.
- Aro esta buscando a Alice - dijo Edward.
Los mellizos se apegaron más a sus padres al sentir la mirada penetrante de Aro.
Los aullidos de la manada sonaron, los lobos hicieron su aparición. Jacob se acerco hasta quedar al lado de su impronta, lo mismo hicieron Paul y Seth.
Los magos y brujas estaban sentados en las escobas mientras miraban al clan Vulturi llegar. Todos con expresión seria.
Los Vulturis detuvieron su andar, dramáticamente bajaron las capuchas de sus túnicas.
Carlisle camino hasta quedar en frente de todos.- Aro, hablemos como solíamos hacerlo. De una manera civilizada.
- Palabras justas Carlisle - dijo Aro - pero un poco fuera de lugar, considerando el batallón que has reunido en contra de nosotros.
- Te doy mi palabra, esa nunca fue mi intención. No se ha roto ninguna ley.
Aro miro a los niños.
- Vemos a los niños - dijo Caius - no te burles de nosotros.
- ¡No son niños inmortales! - grito Carlisle - Todos ellos lo atestiguan. Miralos tu, ve el color de la sangre en sus mejillas.
